45 ϟ Oasis en guerra

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La casa Weasley estaba en silencio y en paz, llevando la contra a comparación de la situación del mundo mágico, con nada interrumpiendo la calma de la noche y la casa mientras todos descansaban a la perfección. O casi todos...

Un pelirrojo sin camisa se apoyaba sobre tres de sus extremidades para no caer sobre el cuerpo de una chica que lo agarraba del cuello mientras sus bocas se movían al compás del otro. Los jadeos que el mayor provocaba en la menor eran acallados por la unión de sus labios hasta que ella arqueo la espalda a causa de una mano que se hallaba perdida entre los cuerpos de ambos bajo las sabanas.

—¿Todo bien? —pregunto Bill apoyando su frente contra la de la chica mientras respiraba caliente contra su boca.

—Si... —respondió bajo, como si el aire le faltara en su cuerpo.

Él siguió con los movimientos suaves mientras las dos prendas inferiores de Issa reposaban en el suelo a un costado de la cama, él mismo sintiendo que la poca ropa que llevaba puesta debía de estar allí también, pero su concentración en el vaivén de sus dedos en el interior de la femenina lo tenía desenfocado de aquello.

—B-Bill —jadeo apretando apenas su cuello y él hizo un bajo sonido indicando que la escuchaba—. Uno más.

No dudando de su juicio, él la escucho fielmente e introdujo un tercer dedo sintiendo lo apretado que estaba entre una ligera tensión de Issa por esa intromisión. Actuando sin pensar, se inclino y beso pausadamente la comisura derecha de su labio para ir dejando un rastro de besos hasta su cuello, el cual enfoco su atención mientras lentamente relajaba la entrada de la chica. Mordisqueo, lamió y respiro contra la piel escuchando entre su ligera nebulosa los pequeños sonidos de aprobación de esos gestos por todo su pecho y cuello. Para ella era completamente excitante sentir que él la deseaba por la manera en que la tocaba y lo que transmitía al inconscientemente gruñir apenas o bajar sus caderas hacia su cuerpo cuando gemía un poco alto o lo acariciaba, pero era todavía mejor saber que la persona que amaba también lo hacía y la quería de tal manera con tanta fuerza.

—Hazlo... Hazlo, Bill —dijo sin pensar acariciando su cabeza mientras mordía apenas el lóbulo de su oreja.

—¿Segura? —pregunto en una respiración con ansiedad contenida.

Una electricidad bajo como un rayo a su entrepierna por como él estaba e Issa asintio volteando la cabeza cuando el pelirrojo se elevo un poco y la miro a la cara con algunos cabellos reposando en su pecho por sobre la remera.

—Te amo —dijo con sinceridad en medio de la pasión.

Ella lo miro sorprendida de esas palabras en tal momento, pero levanto sus manos y tomo su rostro para seguir de largo y tirar sus mechones anaranjados hacía atrás, su bella cara revelada completamente.

—También te amo.

Dándose un simple apoyar de labios por un segundo, Issa se incorporo un poco cuando vio que él se separaba de ella y se ponía en una mejor posición para quitarse las únicas prendas de su cuerpo. Bajo unos segundos la vista por su total desnudez antes de volver a acostarse más sonrojada que antes y apretando muy apenas la tela que cubría su estomago.

Cuando el chico se acomodo entre las piernas femeninas, esta pudo sentir las cosquillas de los nervios en su panza y la típica aceleración del corazón por la ansiedad, algo que Bill sin saber trato de disipar al inclinarse y tomar posesión se sus labios mientras sentía que ella temblaba por su anatomía rozar la piel desnuda de su pierna.

—¿Segura que no quieres parar? —se aseguro una ultima vez al su necesidad aún no ser demasiada, porque no quería preguntar en medio del acto en donde la voluntad le bajaría considerablemente.

𝐋𝐎𝐒 𝐌𝐄𝐋𝐋𝐈𝐙𝐎𝐒 𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora