00 - La llamada

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Mark me daba besos en el cuello en el momento exacto en que el teléfono fijo sonó. Traté de apartarlo pero se me subió encima y estuve a punto de ceder... pero el hecho de pensar en que podría ser una oferta de trabajo, me volvió a conectar con el mundo real.

—Lo lamento, Mark.

Me levanté del sillón y caminé hacia la repisa del televisor. Levanté el auricular y volteé a darle una mirada a mi amante, quien se estaba vistiendo rápidamente.

Puse los ojos en blanco y suspiré.

—¿Diga?

—¿Decoraciones Tommo

Era una mujer. Su voz me hizo notar lo bien que sonaba el nombre de mi compañía en la boca de otros. Sonreí. 

—¿En qué puedo ayudarla?

—Soy Anne Cox. Revisando el periódico esta mañana descubrí un anuncio, ¿decoras otras cosas además de ambientes?

—Sí, puedo decorar lo que sea. 

Mark estaba cruzado de brazos, mirándome con el ceño fruncido y una mueca de disgusto; ya me veía venir una gran escena.

Le di la espalda y volví a prestar atención a la llamada.

—¿Qué hay de una fiesta?—preguntó sigilosa.

—Seguro. ¿Qué clase de fiesta es?

—Verás, mi hija mayor se graduará muy pronto y quiero dar un baile de celebración dentro de un mes.

—Eso suena realmente genial, señora Anne. 

—¿Con que Anne, eh?— dijo Mark en tono burlón, casi como un insoportable niño de nueve años lo diría.

—¡Cierra la boca!— le dije por lo bajo, mientras del otro lado de la línea se oían algunos murmullos y un par de risas. 

—¡Fantástico!— dijo Anne emocionada, al cabo de unos segundos. —Prepara tus maletas, darás un paseo por Manchester.

—¿Manchester? Hmm, estoy a algunas horas de ahí.

Mark se acercó a mí y comenzó a murmurar algo con enfado. Me mordí el labio inferior y lo ignoré.

Ya podía sentir a Anne colgando y buscando a otro organizador.

—Lo sé. Mañana por la mañana te llegarán los boletos junto con la dirección del salón.

—¿Está hablando en serio?— inquirí con asombro. Era lo más descabellado que me habían dicho.

—Por supuesto que sí— respondió con obviedad.

—Señora, no es necesario que pague por ellos...

—No te preocupes, cariño. Procura tomar el avión en la noche así llegas aquí a primera hora de la mañana. ¿Sí?

Sin darme tiempo a replicar, Anne colgó la llamada y yo me quedé con el auricular del teléfono en la mano. Miré a Mark e hice una mueca.

Mark negó con la cabeza y se alejó de mí, segundos después sentí como azotaba la puerta del baño y ponía el cerrojo.

—¿Mark? ¡Por favor!— alcé la voz.

Cerré los ojos y suspiré pesadamente.

Esto será complicado.



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El decorador [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora