—Salgamos a caminar.
Harry se había acercado a mi con el abrigo y el celular en mano, listo para salir por la puerta.
Miré la hora en mi reloj de muñeca y asentí, notando que sólo faltaban unos minutos para nuestro recreo, que casualmente es a la hora de la merienda.
—Dame un minuto— dije mientras guardaba un archivo en mi laptop y la cerraba.
El rizado asintió y comenzó a caminar hacia la salida, luciendo la ropa que le había prestado en la mañana. Sacudí la cabeza con diversión, la camiseta le quedaba apretada y los jeans le quedaban cortos, pero aún así supo cómo usarlos sin verse ridículo.
Tomé mi abrigo del respaldo de la silla, mi billetera y el celular. Harry me esperaba cerca del cordón de la calle, con las manos en los bolsillos y una mueca extraña. Sabía que había llegado el gran momento y eso parecía no gustarle tanto.
—Cambia ese rostro, me estás espantando— dije divertido, mientras le daba un codazo y comenzaba a caminar en dirección al centro de la ciudad.
Siguió mis pasos de manera lenta hasta estar a mi par.—Lo lamento. Sólo estoy pensando en la forma adecuada de decirlo— masculló mientras sacaba una bola gris del bolsillo del abrigo y se lo ponía en la cabeza. Nunca hubiera imaginado que un beanie le quedara tan bien a alguien.
—Sólo dilo, yo te escucharé.
Me miró y asintió lentamente. Se tomó todo el tiempo del mundo, y luego de un gran suspiro cargado de nerviosismo finalmente habló.
Escucharlo era algo bastante placentero, el sonido de su voz naturalmente ronca acariciaba mis oídos y me distraía momentáneamente de lo que estaba diciendo.—Pensé que sería una buena idea, así que fui— inició, suspirando. —Hayden, una chica que conocí gracias PJ, nos invitó a ambos a una pequeña reunión en su casa. Ella...— suspiró — ella coqueteó conmigo cuando hablábamos, así que estuvimos bebiendo juntos. Todo parecía estar bien. Incluso la besé.
Hablaba con tanto aplomo que hasta me transfería el malestar a mi. Pero yo mismo sabía que me sentía mal por la situación. ¿Porqué ella había conseguido un beso y yo no?
Desvié la mirada a mis zapatos y apreté los labios, ya no me sentía tan capaz de oír el resto de la historia.
—Eso... eso es fantástico— murmuré, sintiendo mis manos temblar dentro de los bolsillos del abrigo.
Harry se volteó hacia mi y me miró extremadamente alarmado, como si acabara de insultarlo de la peor manera. Fruncí el ceño.
—¿Fantástico, Louis? No lo entiendes— susurró negando —Pensé que si la besaba me gustaría, pensé que... si me acostaba con ella... dejaría de sentirme atraído hacia los hombres...
Aunque estábamos en el medio de la ciudad y había una constante marabunta de sonidos, un silencio perturbador nos invadió a ambos. Mis pupilas viajaron hasta las suyas y pude detectar una pizca de arrepentimiento y humillación. Y debajo de todo eso, estaba el muchacho sarcástico e insoportable que yo había conocido hacía unos días.
¿Qué había ocurrido en el medio de esos dos extremos?
Era un hecho curioso que, siendo virgen y gay, quisiera tener relaciones con una chica antes que con un chico.
Clavé los ojos en él, entornando la mirada.
—¿Por qué quieres ir en contra de lo que eres?
Y quizás no debí haber hecho esa pregunta, porque en el preciso instante en que las palabras se deslizaron por mi boca, recordé la etapa en la que yo me sentía igual.
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El decorador [Larry Stylinson]
FanfictionCiudad de Manchester, noviembre del 2015. Louis Tomlinson, es un hombre de 30 años que ha entregado gran parte de su vida adulta a la decoración de ambientes y a la organización de eventos. Homosexual activo, aceptado por todo su círculo íntimo. Har...