07 - Virgen

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 Lo miraba y no podía recordar qué había pasado, era como si me hubieran borrado la memoria. Sabía que no habíamos tenido relaciones porque mi propio cuerpo me lo estaba diciendo, pero ¿por qué se encontraba en ropa interior y justo en mi cama?

 De repente todo se había vuelto muy confuso. La habitación me daba vueltas y sentía algo latiendo dentro de mi cabeza, al parecer estaban llegando las consecuencias del alcohol.

Quité su mano de encima mío y me removí en la cama hasta que logré salir. Mantuve la calma tanto como pude.

Me lavé la cara y me vestí en silencio, como cuando debía ir a trabajar y no quería despertar a Mark. Busqué mi ordenador y mis papeles, me sentaría a trabajar en la pequeña mesa frente a la cama mientras esperaba a que Harry despierte. Lo habría despertado yo mismo, de no ser porque se veía muy tierno durmiendo.

 A media mañana mi estómago comenzó a gruñir con saña, por suerte, el bulto sobre mi cama había estado revolcándose de un lado a otro y ya había logrado sentarse y abrir los ojos.

—Buenos días— le dije sin alejar los ojos de la pantalla, más por vergüenza que por miedo a perder la concentración.

El rizado tardó en responder, probablemente a causa de la gran resaca que tenía, pero finalmente masculló un "Hola" con voz ronca y un bostezo a medio camino. Por el rabillo del ojo pude notar la forma en que se refregaba la cara y se acomodaba el cabello.

Después de sentarse como indio y envolverse en un edredón, se aclaró la garganta un par de veces, pero como ya sabía cuál era su tema de conversación, decidí hablar antes.

—¿Te apetece desayunar? Estoy muriendo de hambre.

Después de mantener una mirada vacilante y un tanto soñolienta, asintió y esbozó una sonrisa cerrada.


*


Elegimos una mesa junto a la ventana, bastante alejada del resto de los clientes. Pedimos un desayuno cargado junto con un par de aspirinas y un vaso de agua para combatir la resaca.
Se respiraba tanta tensión que rozaba lo exagerado. Yo pensaba que no había sido para tanto, ¿o sí?

Mientras Harry se encontraba sumergido en su móvil, quizás avisándole a Anne que estaba bien, yo lo miraba de soslayo sin saber qué decir o qué hacer. Tamborileé los dedos con nerviosismo hasta que las yemas de los mismos comenzaron a dolerme, segundos después, Harry apartó el móvil y se aclaró la garganta.

—Louis... ¿Tú...?— cerró la boca e inmediatamente volvió a abrirla —¿Nosotros...?

Abrí los ojos lo más que pude y negué repetidas veces. Al parecer ambos habíamos pensado lo mismo.

—Eso no sucedió.

Suspiró aliviado y lanzó una risita nerviosa mientras su rostro volvía a tomar color.

—Gracias a Dios...— masculló riendo.

   El camarero se acercó y dejó una bandeja con todo lo que habíamos pedido hacía un momento. Le agradecí con un movimiento de cabeza y se retiró luego de desearnos 'Buen provecho'.

Miré a Harry directo a los ojos y puse mala cara, ¿acaso sería tan malo que realmente sucediera?

El rizado logró entender mi expresión y se inclinó sobre la mesa con preocupación.

—No, no quise decir eso... Yo... yo sólo...— murmuró atropelladamente, notablemente nervioso.

Al final, bajó la mirada y se encogió de hombros. Estaba alterado y eso le jugaba tan en contra como a mi.

El decorador [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora