Nunca había disfrutado tanto de una simple taza de café.
Harry nunca fue con PJ, sino que pasó al rededor de una hora y media hablándome de cosas triviales en la cocina. Me contó acerca de algunas películas, algunos gustos musicales y el sabor de las tartas de frambuesa de su abuela. Nada interesante.
Pero lo que sí fue interesante era su forma de mover los labios al hablar y el color esmeralda de sus ojos, nunca había hablado con una persona de estas características físicas.
Desafortunadamente, el sonido de mi móvil nos interrumpió. Me excusé y salí al jardín.
" Hola, Lou. ¿Cómo estás? Espero que todo marche bien... Escucha, lamento no haberte hablado anoche, estaba ocupado siendo infantil e inmaduro.
Pero eso ya lo sabías, ¿verdad? —rió—, lo lamento.
Tengo buenas noticias, tu mamá vino ayer por la noche y terminamos de pintar la sala, ¡te fascinará el color!— exclamó emocionado.
—Suspiró—En fin, sólo era eso. Tu móvil al parecer no está recibiendo buena señal, ¿podrías marcarme luego?
Te quiero, ten un buen día. "
El mensaje de voz de Mark había sido considerablemente tierno, comparado con la llamada anterior.
Aún con el móvil entre mis manos, volví dentro del salón y divisé a Harry y a PJ platicando a lo lejos. No sabía de qué hablaban pero la voz de Harry se había teñido de una risa adorable y sentí muchas ganas de acercarme.
En su lugar, retrocedí un paso, con el corazón hecho un puño y la cabeza dándome vueltas.
¿Cómo podía ser capaz de sentirme atraído por otra persona, teniendo a alguien como Mark en casa?
¿Qué demonios me ocurre?
*
Sobre la hora del té, aún me sentía desestabilizado. La culpa me carcomía y tener la sonrisa de Harry rondando cerca no me estaba ayudando en nada. Aparte de distraerme de todo el trabajo por hacer, me daba demasiadas cosas en que pensar.
Había muchas llamadas por realizar, muchos colores por probar y muchos números por dividir. ¡Y muy poco tiempo!
No me estaba quejando, pero si me daban un respiro, con gusto lo tomaría.
Cuando tuve la mesa llena de papeles que ni siquiera yo sabía de qué eran, respiré hondo y me dispuse a acomodarlos. Separé y apilé todo lo que encontré, hasta que me topé con aquella lista de datos que yo nunca había hecho.
Me froté la sien, confundido. Traté de pensar y recordar pero no sirvió de nada; estaba convencido de que yo no había tenido nada que ver.
Entonces mi cerebro comenzó a trabajar a la velocidad de la luz, atando cabos.
—¿Harry?— llamé, en voz alta.
El rizado apareció casi al instante, servicial.
—¿Sabes algo de esto?— dije agitando el papel frente a él.
Las mejillas del muchacho de tiñeron de un color rosa similar al de sus labios. Se encogió de hombros y negó enérgicamente, sin mirarme a los ojos y con la boca sellada.
¿Acaso no podía ser más obvio?
—Está bien.
Lo observé marcharse, llevándose las manos a la cara y apresurando el paso. Negué con la cabeza y se me escapó una sonrisa. No encontraba una explicación coherente al hecho, no sabía qué podría haber estado haciendo un niño de dieciocho años metido entre el trabajo de un adulto.
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El decorador [Larry Stylinson]
FanfictionCiudad de Manchester, noviembre del 2015. Louis Tomlinson, es un hombre de 30 años que ha entregado gran parte de su vida adulta a la decoración de ambientes y a la organización de eventos. Homosexual activo, aceptado por todo su círculo íntimo. Har...