Capítulo 12

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Cuando hoy por la mañana estuve tan feliz comiendo mi yogurt de vainilla francesa con Frutix no podía imaginar lo desastroso que acabaría el día.

Aparentemente me había convertido en una "buscadora de regalos", cupido o qué sé yo... ayudar a Santiago era algo adorable, pero nada me podía preparar para pasar todo un día con Daniel hablándome de Carla.

Terminé mi desayuno y puse mi bol en el lavadero, lo iba a lavar pero pensé que daba igual si lo hacía después. Sonó mi celular y me emocioné al ver el nombre de Daniel en la pantalla, fui muy ingenua.

—Estás libre hoy —Me dijo.

—¿Es pregunta o afirmación?

—Una total afirmación, hoy vas a ser para mí y solo para mí.

No pude evitar sonrojarme al escucharlo.

—¿Qué necesitas? —pregunté en un tono desinteresado.

—Estoy planeando un fin de semana muy importante y te necesito para todo.

¡Dios! Si Daniel no empezaba a ser claro yo iba a empezar a escribir 100 novelas.

—¿A qué te refieres? —pregunté esta vez totalmente interesada.

—Paso por ti en una hora.

No tenía trabajo para ese día y por supuesto que Daniel debía saberlo, ya que es mi stalker Nro. 1.

Solo me quedaba bañarme, vestirme y prepararme para... No tenía idea para qué. Daniel llegó con 10 minutos de retraso y yo prácticamente ya me estaba comiendo las uñas. Abrí la puerta y ahí estaba su sonrisa radiante, no entendía cómo podía ser tan perfecta.

—¿Me vas a revelar el misterio o piensas llevarme a algún sitio con los ojos vendados?

—¿Ojos vendados? Que cosas tan raras te inventas —dijo como si yo hubiera hecho un chiste.

—Ya, dime.

—Fin de semana, casa en la playa, familia de Carla, 3 meses.

—¿Qué?

—Ay, las abreviaciones no son lo tuyo.

—Eso no es abreviar, eso es un acertijo.

Daniel rodó los ojos y me explicó todo con más detalles. Era el cumpleaños de la hermana mayor de Carla, y al parecer iban a celebrarlo como un gran acontecimiento, iba a haber una cena familiar el viernes y una gran fiesta el sábado. Estaba nervioso por pasar el fin de semana con la familia de Carla, además que tenían su "mesario", por supuesto que yo sentía que estaba exagerando.

—Y por eso necesito que todo sea perfecto, quiero comprarle algo, cumplimos 3 meses y vamos a estar fuera de la cuidad, creo que podría ser romántico.

—Creo que te preocupas demasiado.

—No... es que... Solo acompáñame a comprarle algo y comprarme ropa, no tengo nada para la playa, ayúdame a planearlo todo. Hoy serás mi asistente, soy tu mejor amigo, prácticamente es tu obligación.

Toda mi emoción de su llamada se terminó de esfumar cuando me llevó a la friendzone de forma tan cruda, puse mi mejor sonrisa y trate de mentalizarme para soportar la tortura.

Lo primero fue fácil y hasta divertido. Compramos un par de mudas de ropa para Daniel, el chico no es pálido sin razón alguna, en serio odia ir a la playa, por lo que ni siquiera sabía con que se tenía que meter al mar, quise convencerlo que ya nadie usaba esos shorts largos, que si no quería quedar como un anticuado debía comprarse una zunga o al menos un short muy, muy corto... no funcionó, la vendedora se compadeció de él y le dio unas bermudas. La parte detestable comenzó desde que compró un bikini diminuto para Carla, empezó a alabar su perfecto cuerpo, tuve que meterle en la boca una de las galletas que estaba comiendo para que se calle.

Matando ilusionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora