Capítulo 25

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Hoy, tiene que ser hoy, definitivamente tiene que ser hoy. Agarré mi celular y le escribí a Gabriela.

Mary: Salí con Jose.

Gabriela: Dime que no caíste en sus garras otra vez.

Mary: No seas loca, ahora estoy segura, estoy lista, tenías razón.

Gabriela: Qué??

Mary: Te estoy dando la razón, eso no pasa todos los días.

Gabriela: Eso no me importa en este momento, explicame!

Mary: Quiero a Daniel, quiero todo con Daniel.

Gabriela: Al fin le darás cariñito?

Mary: jajajajaja

Gabriela: Dilo de una vez!

Mary: Si quieres llamarlo así... pues sí...

Mandó todos los emojis que se le pudiera ocurrir que estuvieran acorde a la situación, juro que prácticamente la podía escuchar haciendo su escándalo, imagen mental con gritos incluidos.

Gabriela: Estoy feliz por ti, siento como si fueras a dejar de ser virgen otra vez.

Mary: Gabriela, basta.

Gabriela: Y vaya que te demoraste la primera vez.

Mary: Quién decide eso? Cuándo es tarde? Cuándo es pronto?

Gabriela: Bueno, tienes razón.

Mary: El día de darnos la razón.

Gabriela: Sep, el día de darnos la razón.

Mary: Bueno, voy a llamar a Daniel, es ahora o nunca.

Gabriela: Suerte, amiga.

Cerré la ventana del chat y entré en los contactos a buscar el número de Daniel. No sé por qué  de pronto me puse muy nerviosa, el corazón me comenzó a palpitar aceleradamente, empiezo a sentirme fría, tengo que calmarme. Está llamando, un timbre, dos timbres, tres timb...

–Hola, amor.

–Holaaa, quería saber a qué hora pasarás por mí.

Silencio.

–¿Daniel?

Lo siento, hay un pequeño cambio de planes, bebé...

–¿Me dices bebé? Esto es grave ¿Qué me vas a pedir?

Es cumpleaños de una amiga de la universidad, era mi mejor amiga en la universidad, bueno, aún es mi mejor amiga, supongo. En fin ¿me acompañarías?

Me quedo en blanco, quiero colgar, quiero gritarle, mandarlo al diablo. Me controlo.

–Habíamos quedado en algo...

–Lo sé, lo sé, lo había olvidado por completo, me aviso la semana pasada, lo siento.

No te preocupes –pienso un segundo y luego agrego– Está bien, iré contigo.

Gracias, amor, paso por ti en un par de horas.

Me desquito con cada uno de los cojines del departamento, ya están acostumbrados, su deformidad es una prueba. Está arruinado, el plan está arruinado, no, no, no... "Tranquila", me digo, no tiene por qué haber problema, todo está bien, no es que tenga que ser algo cursi, con la cama llena de pétalos de rosa o velas por toda la casa. Luego de la fiesta vendremos aquí como siempre y lo haremos, pasará, así será.

Me probé 3 vestidos, pero al final fuí con pantalón, eso no me quitó lo sexy y me sentía toda una femme fatale con la ropa interior de encaje que me había puesto, un conjunto que por fin estrenaba.
Daniel pasó por mí tan puntual como siempre, o casi siempre (cómo olvidar la plantada que me dio en la tarde). Me trajo chocolates a modo de disculpa, inmediatamente nos visualicé comiendolos en la cama antes o después de... Necesitaba que la noche terminara ya.
Sentí que el viaje hasta la fiesta fue eterno, cuándo al fin llegamos creí que me iba a perder en esa casa de lo enorme que era ¿Así que así es una mansión? Las vibras que sentí a mi alrededor no me daban muy buena espina, Daniel me presentaba con sus amigos, pero para ellos era como si no existiera y hablaban en un idioma que me costaba entender, es decir, era español, o algún tipo de español, supongo.
Era un desastre, la noche era un desastre, yo era sólo un adorno. Y se puso peor, no sé en qué momento me alejé tanto de Daniel y su grupito, pero ahora era sólo una espectadora con mi copa en la mano y pude ver en primera fila toda esa puesta en escena. Carla entró contoneandose con un vestido ceñido al cuerpo, brillaba por todas partes, su sensualidad me dio una patada. Saludó a todos a su paso, incluso a Daniel, como si no hubieran discutido hace poco, rogué que no se quedará en el grupo, no lo hizo.
No sé cómo no até cabos antes, era cumpleaños de una amiga de su universidad, universidad, claro que Carla iba a estar ahí, comencé a llenar mi copa como una desquiciada, una vez, otra vez... ¡Oh, no! ¡Oh, no! Carla está hablando con Daniel ¿No habían peleado? ¿Acaso no lo odiaba?

–¡Hey¡ ¿Qué haces aquí sola? María ¿cierto?

La que me habla es una pelirroja, una de las pocas amigas de Daniel que me pareció agradable.

–Vamos –me dice y me arrastra, no tengo oportunidad de decir nada.

Paso la noche huyendo de Daniel, o tal vez, él huye de mí, no lo sé, estoy confundida. Cada vez estoy más incómoda y cada vez más parece que él olvidara que existo. Ya es tarde, voy al baño a revisar mi estado, no estoy mal, pero ya tuve suficiente, es hora de irnos, aunque Daniel parece divertirse, no quiero ser ese 'tipo de chica', la que es aguafiestas, pero no soporto más.
Salgo y busco a Daniel con la mirada, no lo encuentro por ninguna parte, pronto me di cuenta que estaba buscando en los lugares equivocados. Daniel estaba en medio de la sala... ¡Estaba bailando con Carla! Cielos, ella se le pegaba tanto y a él no parecía importarle, para nada, lo estaba disfrutando, claro. Esto es todo. Me largo.
Busqué mi casaca y mi cartera, y salí de la misma forma que entré, sin que nadie lo notará.
Cuando el frío aire golpeó mi cara, me di cuenta de que no tenía la más mínima idea de dónde estaba ¡Oh, rayos! ¿Y ahora qué hago? ¿Para dónde voy?

Matando ilusionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora