Capítulo 3:

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Ya iba a la mitad del camino, en ese momento me percato de que había un chico frente a mí que me estaba observando. Era alto y de cabello castaño claro tenía unos ojos color miel muy claros, te hipnotizaban con tan solo verlos.

Luego de analizar detenidamente sus extraordinarios rasgos, se me ha sido inevitable sonrojarme, el poseía una belleza extraordinaria. Él vio mi reacción y entonces me hizo señas para que me quitara los audífonos, lo cual ignoré por completo. Al ver mi reacción, el comenzó a hablarme. La curiosidad me mataba y no podía aguantarme más, así que me quité los audífonos. Que sorpresa que me llevé al ver que él solo movía los labios sin pronunciar una sola palabra. Había caído en su juego. El soltó una pequeña carcajada.

-¿Eres nuevo por aquí?- me preguntó él. Tenía una voz fuerte, se me hacía familiar a la voz del mayordomo de un amigo, el siempre contestaba el teléfono con ese acento.

-A decir verdad, no, no soy nuevo.-

-¿Por qué nunca te había visto tomar metro de esa estación?-

-No lo sé.-

-Yo llevo más de dos años subiendome a este metro. ¿No será que tú te has equivocado de estación?-

-Imposible, más bien tú... Espera, nunca había pasado este lugar
... ¡Madre mía! ¡Me he equivocado de estación!-

-Jajaja, pero que distraído eres. ¿Cual es tu destino?-

-El n..noreste...-

-¡¿Qué?! ¡Estás muy lejos de allí! Tendrás que tomar el tren de las 10:30 p.m.-

-Supongo... No puedo detener el tren.-

-Hum... *suspiro*. Tienes un largo viaje. Ven, aquí te puedo hacer un puesto.-

-G..Gracias...-

Y de esa manera pasamos el resto de la noche platicando. Ni siquiera nos presentamos, nos olvidamos de todo como si nos conociéramos de siempre. Me sentí a gusto junto a él allí.

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Flor de OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora