Capítulo 39:

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-También te doy las gracias por todo.-

El tiempo pasó lento mientras hablábamos, la gente disfrutaba bailando y cantando y todos eran felices. Pero todo tiene un fin, y tanta dicha terminó. La gente empezó a irse con una gran sonrisa en sus rostros y los meseros permanecían de la misma manera.

Leon fue personalmente a agradecerle a el Chef, el gerente y a todos los meseros por la velada más hermosa que jamás había vivido. Yo también les agradecí a todos, y de esa manera salimos del lugar.

-¿Te ha gustado todo?- le pregunté a Leon.

-Ha sido lo mejor que he vivido, después de ti.-

-G..Gracias.-

-¡No! Gracias te debo yo a ti. Todo estuvo hermoso.-

Nos quedamos hablando un momento en el parqueadero del lugar. En un momento el me tomó de las manos y me besó, aún habían meseros limpiando y lograron ver todo, una de ellas se alegró mucho y nos tomó una foto que luego me envió.

Cuando ya nos íbamos de ahí, sentí que una gota de agua cayó en mi cabeza, luego vi que otra gota cayó en la chaqueta de cuero de Leon.

Esta era la mejor manera de cerrar tan perfecta noche, una hermosa lluvia fría cayendo sobre la ciudad y abriendo nuestra mente a nuevos pensamientos de todo tipo, era inspirador.

-Creo que a ti te gusta mucho la lluvia.- me dijo Leon.

-Si... Amo cuando llueve...-

-¿Nos quedaremos aquí a disfrutarla o nos iremos a refugiar?-

-Creo que sabes mi respuesta...-

-Entonces, disfrutemos...-

-No... No nos quedemos aquí, vayamos a un muelle que queda muy cerca de aquí.-

-Está bien...-

Esperaba que no pasara nada mal para no dañar toda la hermosa noche. Por primera vez yo lo estaba guiando a él en un camino oscuro hacia mi propia luz.

Lo tomé de la mano y corrí muy rápido hasta el muelle. A esa hora pasa un barco muy grande con una gran carga de pescados, que a lo lejos, se veía como una estrella gigantesca en el infinito horizonte.

Nos sentamos allí a disfrutar de la lluvia que caía sobre nuestros rostros. Luego me dijo que me colocara entre sus piernas, y yo le obedecí. Él colocó sus brazos sobre mis hombros y de esta manera tomó mis manos, yo volteé la cara y lo besé.

-¿Qué pasará si la tormenta termina y no te vuelvo a ver?- me preguntó mientras miraba el cielo.

-¿A qué te refieres?-

-Es solo una parte de una de mis canciones preferidas.-

-¿Ah, si? ¿Me la puedes cantar?-

-Te la puedo mostrar en mi apartamento... Si quieres.-

-C..Claro, vamos...-

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Flor de OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora