XI

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Lo primero que sintió Sapphire fue dolor. Un profundo dolor físico al ser aplastada por aquel muro. Después sintió soledad. Una soledad por haber sido separada de Ruby de forma tan brusca, parecida a cuando Jasper las separó con el desestabilizador de gemas. Sapphire había vivido lo suficiente para saber que la historia a veces tendía a repetirse, en lo bueno y en lo malo.

Sapphire se sentó en el suelo, pegada a la pared que la había separado de su amada.

Sapphire: ¿Ruby? ¿Estás ahí?

Sin respuesta. Sapphire sabía que el muro no era tan grueso, y conocía suficiente a Ruby para saber que no la abandonaría. Aunque también la conocía suficiente para saber que no se podía estar quieta y que iría en su busca, sin importar lo que se le pusiera por delante de ella. Pero Sapphire se preocupó. Onyx dijo que aquel lugar era un laberinto. Además, el hecho de que estuviera oscuro y que las paredes fueran negras no ayudaba en absoluto.

Sapphire se levantó, decidida a ir en busca de Ruby u otra gema de cristal, que estarían dispersadas por todos lados. Contaba con su visión futura, con lo que buscarles no sería tan difícil.

Empezó a andar decidida, todo recto. Esperaba encontrarse una pared y hacer el truco de posar la mano en la pared dela derecha y seguirla hasta salir del laberinto. No hubo suerte. Anduvo durante un largo rato en línea recta, sin ninguna alteración en si camino. A Sapphire le parecía raro aquello. Juraba que el sitio no era tan grande.

La gema se sentó y cerró su único ojo. Se concentró enormemente para recibir alguna imagen de algo. A los quince minutos de estar concentrada, empezó a ver una camino en línea recta, con una figura roja al final. La imagen cambió repentinamente y pudo ver a Perla. Estaba andando sola, con su lanza en la mano y con aspecto de haber estado en una pelea recientemente. Perla se giró y la imagen de su amiga desapareció.

Sapphire abrió su ojo y miró a todos los lados. Nada. Seguía sin haber absolutamente nada. Perla estaba en serios apuros... o había estado ya. No lo sabía. Se puso a llorar. Un susurro se empezó a oír cerca de ella. Era tan bajo el sonido que parecía que alguien seseaba. El susurro subió de volumen y pronto dejó de ser un simple susurro. Se oían varias voces a la vez, diciendo algo que Sapphire no era capaz de entender. La gema se puso de pie.

Las voces seguían hablando, mientras subían su tono. Sapphire empezó a oír su nombre repetidas veces. De repente, las voces cesaron. Pero solo para dar paso a un gran grito de odio y rencor, diciendo "traidora". Varias figuras aparecieron delante de ella, con las cabezas mirando al suelo. También aparecieron muchas Rubys. Y de entre todas ellas, surgió una con la cabeza bien alta y con andares de superioridad. Esa gema tenía el pelo revuelto, y le tapaba el ojo derecho de la cara, del que salía un destello rojo. Iba vestida con la ropa estandar del HomeWorld, con los brazos al descubierto. Tenía unas hombreras y una capa ceñida. Se podían distinguir tres rombos amarillos: uno en el pecho y otros dos en las rodillas. La gema sonrió. Sapphire, de pronto, se vio con las ropas que tenía cuando estaba al servicio de Yellow Diamond, antes de ser considerada traidora y pasar a ser Garnet junto con Ruby.

Sapphire recordó aquel momento. El día en que las autoridades se enteraron que una escolta Ruby y Sapphire habían estado cometiendo fusión. La guardia fue inmediatamente a capturarlas. Ruby y Sapphire tuvieron que huir por sus vidas. Fueron consideradas traidoras, y estaban en busca y captura. Hasta que se toparon con Rose Quartz, quien las acogió cariñosamente.

Y ahora, Sapphire estaba reviviendo aquel momento de angustia cuando la guardia del HomeWorld estuvo a punto de capturarlas. Alguien la cogió de la mano y la arrastró con ella, en dirección contraria al grupo de gemas. Sapphire pudo ver quien era su captor/salvador. Era Ruby. Su Ruby. Había aparecido en el momento perfecto. La había encontrado.

Dejaron atrás al grupo de gemas muy rápido. Sapphire no recordaba que fuera así cuando pasó hace miles de años. Pero no le importaba. Estaba feliz de volver a ver a Ruby. Se puso a llorar en su hombro, y la gema de fuego la refugió entre sus brazos.

Sapphire: Estás bien. Eres tú de verdad.

Ruby se separó de ella. Le puso las manos en sus hombros. Las bajó hasta las manos de Sapphire, acariciando sus brazos en el trayecto.

Ruby: Nada podrá separarnos.

Ruby sonrió. Sapphire también. Ruby bajó la cabeza y empezó a reírse. Miró a Sapphire de nuevo.

Ruby: No puedo creer que seas tan estúpida.

Ruby empezó a derretirse, convirtiéndose en una masa negra. Sapphire intentó huir, pero estaba pegada al suelo y sus manos estaban atrapadas en la masa negra que era Ruby.

Ruby terminó de derretirse. Ahora Sapphire tenía unas cadenas negras en las muñecas, unidas al suelo. Una figura negra y sonriente emergió del suelo, a pocos metros de ella. Era Onyx, bajo la forma de Lapis.

Onyx: Pero mira a quien tenemos aquí. Sapphire, la insurgente, la vidente, la cantante, la amante de un simple guardia Ruby...

Sapphire: ¡Suéltame! ¡O alguien de las Crystal Gems nos encontrará y te venceremos!

Onyx: ¿Aún tenéis esperanza? Admitidlo ya. No hay esperanza. Se acabó. Se fue. Además, nadie se ha encontrado con nadie. Y nunca lo harán. Si juntas vencéis, separadas caéis.

Onyx cogió la mano derecha de Sapphire, donde tenía la gema. La cogió y la arrancó sin esfuerzo. Un grito fue la última respuesta de Sapphire. Onyx tomó la gema y la absorbió. Se convirtió en la gema de hielo. Sonrió.

Ataque A Las Crystal Gems 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora