VIII

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Turquoise permanecía de pie, a varios metros de Onyx, con una sonrisa burlona y con sus cinco ojos echándola una mirada de duelo. Onyx, en cambio, estaba desconcertada. Lapis y Sapphire se habían atrevido a desafiarla de nuevo con Aquamarine y, para "mejorar" su suerte del día, se habían fusionado con Ruby. Sin embargo, Onyx pensaba que seguía llevando las de ganar con ella. Puede que tuviera la forma de la fusión de dos gemas, pero seguía controlando los hilos y sus habilidades estaban aumentadas, llegando casi a la fuerza de una fusión de cuatro gemas soldado.

Onyx: No entiendo cómo sois capaces de seguir luchando y de seguir fusionándose para vencerme. ¿No os ha quedado claro que yo tengo las de ganar? Vuestro destino será fatal si seguís luchando.

Turquoise se rio como lo hizo Garnet antes de su duelo contra Jasper.

Turquoise: Onyx, tú lo entendías. Tú sabías el porqué de nuestra continua lucha. Siempre fuimos así. No nos rendimos contra el ejército de Yellow Diamond. No nos rendimos contra Peridot y Jasper. Y no nos rendiremos contra ti —se puso sus gafas—. Sigo teniendo esperanzas en ti.

Turquoise salió corriendo hacia su contrincante como una bala, con el brazo superior derecho extendido para golpearla. Onyx atrapó su brazo fácilmente, sonriendo.

Onyx: Patético.

Turquoise: Mira mejor.

Onyx miró para abajo y vio el brazo izquierdo inferior de Turquoise con los guantes de Garnet. No le dio tiempo a reaccionar. Turquoise golpeó fuerte en el abdomen de Onyx, que salió volando hacia la torre. Pero arrastró a la fusión con ella, chocando ambas en uno de los pilares. Por suerte, el pilar aguantó el tremendo golpe.

Steven, que había estado presente durante todas las batallas desde que Lapis había sido lanzada por Sapphire, había contemplado el golpe de las dos fusiones contra la torre. Un gran alivió lo inundó cuando Turquoise salió de entre el polvo que el golpe había causado. Pero un tentáculo de color negro la cogió del cuello y la tiró al suelo. Onyx se puso encima de ella. Inmovilizó las cuatro extremidades de su adversaria fácilmente y, con dos tentáculos que le salían de la espalda, la estrangulaba. Turquoise giró la cabeza para mirar a Steven.

Turquoise: ¡St... even...! Connie... tope... torre... atada...

Turquoise empezó a brillar levemente, subiendo la intensidad del brillo cada segundo. Se estaba desfusionando. Steven se alarmó. ¿Qué iba a hacer él ahora? El chico cogió una piedra y se la tiró a Onyx, acertando en su cara. Onyx se giró furiosa. Steven esperaba que Onyx bajara la guardia y aflojara la presión que ejercía sobre Turquoise. Pero Onyx ejerció más fuerza y uno de los tentáculos fue directo a Steven. El muchacho no tenía nada que hacer. El tentáculo estaba a punto de alcanzarlo. Pero nunca llegó a tocarlo. El tentáculo había sido interrumpido en su trayectoria, siendo clavado al suelo por una lanza. Y al lado aterrizó la dueña de dicha lanza: Perla, que se posó en el suelo elegantemente.

Onyx esta vez aflojó la presión que ejercía, pero Turquoise no pudo aprovechar esa ventaja. Ya tenía suficiente esfuerzo con no separarse. Onyx levantó el tentáculo y la lanza desapareció. Sin ni siquiera mirar, el tentáculo se enrolló en Perla y la lanzó hacia arriba en dirección hacia la Torre de Comunicaciones.

Onyx: Incluso siendo una rebelde sigue estando en medio de todo, estorbando, como todas las Perlas. Steven... Esto son las Crystal Gems. No pueden luchar contra una gema sin caer todas ellas. Aún estás a tiempo de unirte a mi. Te enseñaré tu poder y tu potencial. Serás el más fuerte de los humanos y de las gemas. ¿Qué me dices?

Steven estaba de pie, pensando la propuesta. Todo lo que Onyx le proponía le atraía. Podría aprender a utilizar su poder. Steven dio varios pasos hacia delante. Onyx sonrió. Steven paró. Sus pensamientos se contradecían. En parte quería irse con Onyx. Pero quería quedarse con las Crystal Gems y seguir luchando. Luchar por sus amigas, luchar por la Tierra, luchar por Connie... Él era la última esperanza que sus amigas tenían. Él era ahora todas las Crystal Gems. Podía sentir el espíritu latente de todas dentro suya.

Onyx: ¿Algún problema? ¿Se te han paralizado las piernas?

Steven: Nunca... ¡Nunca me uniré a ti! ¡Lucharé!

Onyx: Steven, no voy a herirte.

Steven: Pues lo utilizaré como ventaja.

El tentáculo entró en acción de nuevo. Fue derecho hacia Steven, pero el muchacho lo esquivó fácilmente. Invocó su escudo y se lo lanzó a Onyx. Le acertó en el hombro, pero ni se inmutó. Onyx miró hacia abajo. Turquoise seguía haciendo esfuerzos por no separarse. Podía utilizar aquello en su ventaja.

Onyx: No sigas intentando combatirme. O las consecuencias serán fatales para ella.

El tentáculo cogió a Steven mientras Onyx hablaba. La gema se rio. Ya no había esperanza. La última Crystal Gem había caído, y con él la esperanza del mundo.

Onyx: No temas, Steven. Puede que el destino de tus queridas amigas no sea tan fatal después de todo.

Entonces ocurrió lo más inesperado para esas circunstancias. Una gran piedra, del tamaño de una caravana impactó contra Onyx, separándola de Turquoise y lanzándola lejos, pero arrastró a Steven con ella. La fusión se estabilizó al fin, y se levantó. Amatista apareció a su lado, con cara de victoria al haber acertado en su objetivo. Perla aterrizó con Connie en brazos.

Turquoise: Onyx, no tienes ninguna oportunidad. Volvemos a estar todas. Ríndete

Onyx se incorporó tras el golpe. Miró con odio a las Crystal Gems. Volvían a estar de pie. No entendía por qué su plan había fallado. Era perfecto y tenía las de ganar. Pero con esas molestas gemas otra vez operativas sería difícil llevar a cabo su plan mayor. Miró el momento con cuidado, teniendo en cuenta todas las variables, todo lo que podría salir mal y cómo podría salir bien para ella, observando desde todos los puntos de vista posible. Podría ganar, pero no podía arriesgarse en ese momento. Tenía una posibilidad de salir victoriosa de ahí, otra de salir ilesa pero sin derrotar a las gemas y otras de perder. Las dos primeras posibilidades tenían una ventaja: aún tenía a Steven en su poder.

Onyx: Muy buena esa, Amatista. Y muy inteligente lo de salvar a Connie cuando me había desecho de ti, Perla. Pero se os ha pasado por alto algo a todas vosotras. Aún tengo a Steven.

Todas las Gemas de Cristal se quedaron sin aliento.

Perla: Déjale ir.

Onyx: Por supuesto que le dejaré ir. Pero a mi manera.

Onyx salió volando hacia el cielo. Ninguna de las Gemas de Cristal pudo reaccionar a tiempo. Perla cargó su lanza para lanzarla, pero Turquoise se lo impidió. Al final, cuando ya casi había desaparecido Onyx, Steven empezó a aparecer cayendo en el cielo. Perla saltó y lo atrapó a tiempo, y lo acunó en sus brazos mientras sollozaba. Había hecho algo que no debía: había mirado los ojos de Onyx de cerca, los que les había mostrado la oscura y fragmentada alma de Onyx.





Ataque A Las Crystal Gems 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora