"El dolor por la muerte de un ser querido puede suscitar emociones que parecen muy difíciles de soportar o que asustan por su intensidad y repercusiones. De que forma se puede cambiar una vida antisocial, tranquila y pacifica. Por una perturba...
- Que aroma tan dulce y agradable.-Inspiró profundamente y abro los ojos a un nuevo día. Aun hermoso, tierno y cálido día. La señorita Steele esta entre mis brazos y duerme plácidamente. El calor de su cuerpo junto al mio es tan agradable y placentero. Nunca he experimentado esto de dormir con un mujer y no sabría si con otras seria igual que lo que siento al despertar con ella. Anoche fue tan valiente al aceptar dormir conmigo. La dulce y asustadiza señorita Steele cuido de mi en uno de mis episodios. Pobre criatura debió haberse asustado mucho para aceptar tamaña petición. Pero bien valió la pena mis ruegos.
La observo detenidamente, sus perfectos labios son los que nuevamente llaman mi atención. Me apoyo en un codo y sin tocarla delineo sus rojos y carnosos labios.- Mordería esa boca.- Pero estoy cruzando una linea que no se me esta permitida. Pero Dios. Me muero por saber a que sabe esa pequeña y provocadora boca. A que sabe cada centímetro de su piel pálida y pura.
- A que sabe un precioso ángel como tu. - Lo digo excitado. Provocandome un sentimiento tan extraño y nuevo en mi.
Su cuerpo cálido se libera de mi agarre y me estremezco cuando gira para estar frente a mi. Su boca entre abierta es una invitación para ser invadida por la mía, que pide a gritos la aproximación de la suya. Su entrega. Su complacencia. Cuando estoy a punto de besarla me contengo. Si lo hago me convertiría en lo que ella tanto temía.
- Me tienes hechizado hermoso Ángel, pero no merezco alguien como tu en mi vida.- Susurro acongojado.
- No eres para mi. No mereces la triste vida de un hombre como yo.
Me levanto lentamente dejándola dormir un poco mas. Necesito un baño urgente para despejarme. Quitarme estas ganas que tengo de saciarme de la señorita Steele. Pequeña y provocativa mujer encantadora. La observo por ultima vez quieta y ajena a mis deseos y me meto al baño con urgencia de volver a mi realidad.
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Dejo caer el agua sobre mi cuerpo y me relajo apoyado sobre las baldosas de la ducha. Pero mi mente me juega malas pasadas. Mi cuerpo arde sobre el agua fría. Mi imaginación es grandiosa parece que escribiera una historia erótica en mi mente en estos momentos, una que no he plasmado en mi ultimo libro. La señorita Steele desnuda frente a mi sonriente, deseosa, con una mirada lujuriosa en los ojos. El deseo reflejado en su mirada me excita, me enciende, me fulmina. Paseo mis manos por su pechos húmedos donde recorre el agua y delinea surcos deliciosos que quiero saborear.
- Bèsame.- La escucho susurrar.- Bèsame.- Repite en una suplica que sale de su boca de su deliciosa boca.
Dios que me haces niña. Eres un espejismo. Déjame en paz. Sal de mi mente. No eres real.
- Bèsame o me tienes miedo. - Me reta y espejismo o no la beso como si besara a la real. Apasionadamente. Es lo que me imagine suave, jugosa y dulce. Cuando abro los ojos a desaparecido dejándome la miel en los labios.
