Capitulo 12.

1K 45 7
                                    

Es de noche para los pasajeros, el barco continúa avanzando a demasiada velocidad.

Un oficial se acerca al capital y este le dice:
—Despejado.
—Si. No creo haber visto una calma así.
—Como poza de molino. Ni un suspiro de viento.
—Hará más fácil ver los icebergs —comenta el oficial —sin agua rompiendo en la base.
El capital baja la vista a su té, y con la cuchara juega con el limón que se encuentra en el interior haciéndolo bajar, inquietante.
Rompe el silencio y dice:
—Bien, me voy. Mantenga velocidad y rumbo, Lightoller.
—Si, señor.

Jack se asoma por una de las ventanas del barco, y camina volviendo a Rose.
Frota sus manos, e inspira aire para calentarlas.
—Esta bajando la temperatura. —le comenta a Rose que entra en la habitación con un cambio de ropa.
—Te ves preciosa.
En ese instante golpean la puerta.
—¿Srta. Rose?
Rose toma la mano de Jack guiándolo a otra habitación.
—¡Mis dibujos! —exclama Jack, pero ya están fuera.
Lovejoy entra en la habitación y luego escucha que Rose cierra una puerta. El camina hacia ella.
Entra en la sala que antes estaban.
Rose y Jack caminan sonrientes por los pasillos.
Lovejoy habré la puerta de la sala en la que estaba y los ve.
Rose y Jack se dan cuenta y se echan a correr.
—¡Vamos, corre!
Pronto llegan a los ascensores.
—¡Espere, espere! —gritan los dos.
Entran en él, un ayudante le cierra la puerta.
—Vamos, vamos, abajo, abajo —ordena Jack
Lovejoy los ve bajar y Rose se defiende mostrando su dedo mayor mientras el ascensor desciende.
—Adiós. —le dice ella
Lovejoy corre para llegar a el otro piso más bajo y en el camino empuja a Cal que se dirigía al ascensor.
Rose y Jack salen del ascensor y sin querer se chocan con un ayudante.
—Usted disculpe.
Bajan una escalera y Jack tira las cosas que están en una mesa con ruedas
—Disculpe —pide otra vez
—No hay problema —le contesta el hombre
Continúan corriendo, llegan a lo pasillos.
—Es muy rudo para ser valet. Más parece policía.
—Creo que lo fue —comenta Rose
Por la ventana de una de las puertas lo ven.
—Maldición
—¡Vamos!
Continúan corriendo, se dan cuenta que no hay una salida por ahí y se dirigen a la puerta de alado.
—¡No, por acá!
Entran y Jack cierra la puerta.
Lovejoy trata de entrar pero no puede abrirla.
En el interior se escuchan los ruidos de las máquinas. Rose tapa sus oídos y grita:
—¿y ahora que?
—¿Qué? —Jack también tapa los suyos.
Luego bajan hacia la sala de calderas
—Esperen. ¿Qué hacen ustedes aquí abajo? No deben estar aquí es peligroso.
Rose toma a Jack y ambos corren.
—Continúen. Olvídenos, hacen un gran trabajo. Sigan con su buen trabajo. —les dice Jack.
Los hombres los miran confundidos.

Llegan a una sala, llena de automóviles.
—Ah, mira lo que tenemos aquí, ¿eh?
Caminan tomados de las manos hacia un automóvil rojo vino que esta descubierto.
Rose tose y Jack le abre la puerta del automóvil, la ayuda a subir.
—Gracias
Cierra la puerta.
En el interior del auto se encuentran en un ramo dos rosas a un lado.
Jack se sienta al frente, en el asiento del conductor. Rose baja la ventanilla que separa el automóvil.
—¿A dónde, señorita? —pregunta Jack.
— A las estrellas.
Jack la mira. Rose lo toma y lleva hacia atrás, al interior del auto.

TitanicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora