Capitulo 17.

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El capitán se saca la gorra.
—Diga que nos hundimos por la proa y necesitamos ayuda.
El hombre con quién habla lo mira confundido.
El capitán se coloca la gorra, y se retira.
—Demonios. —suelta el mismo. Se coloca unos auriculares y comienza a escribir.

De las chimeneas del barco sale humo a montones, los oficiales se encuentran preparando los botes salvavidas.
—Sigan bajándolo.
—Continúen bajándolo.
Algunos sueltan las cuerdas.
—Libérenlo y bájenlo.
Uno gira una palanca.
Andrews aparece y observa lo que está pasando
—Rápido, muchachos. Quiten la cubierta. —ordena uno
—Sr. Wilde —habla Andrews —¿donde están los pasajeros?
—Ahí adentro—le contesta —es mucho frío y ruido para ellos. —toca un silbato —oye, tú. Baja y ayuda con estas líneas.
Andrews mira su reloj.
En el comedor la orquesta toca dulce melodías.
Andrews camina por el lugar, y un camarero se le acerca.
—¿Gusta una copa, señor?
Lo mira ceñudo.

Molly pregunta:
—Hijo, ¿que pasa? Nos tienen aquí y no hacemos nada. —se dirige a un oficial.
—Lo siento, déjeme ir a averiguar.
El oficial subiendo la escalera casi se resbala asustado.
—Creo que nadie sabe que pasa.
Se marcha junto con los demás pasajeros.

—Malditos ingleses, hacen todo a la letra. —maldice Cal, cansado.
Se pone a un costado para dejar pasar a un pasajero apurado.
—No necesita maldecir, Sr. Hockley. —habla Ruth mientras una mujer le sostiene el saco y le lleva un salvavidas. —Prendan la calefacción del cuarto. —ordena a la otra  —quisiera un té cuando regrese.
—Si, señora. —ambas contestan.

Andrews continúa caminando examinando todo, sube unos escalones.
Rose, que está alado de Cal, se le acerca.
—Señor Andrews. Vi el iceberg y lo veo en sus ojos. Por favor, dígame la verdad.
Baja. Y le contesta:
—El barco se hundirá.
—¿Estas seguro?
—Si. En una hora, más o menos, todo estará en el fondo del mar.
—¿Como? —pregunta Cal
—Por favor, no le diga a todos. No quiero ser responsable de un pánico. —Rose se toca la cara horrorizada— Suba a un bote. Rápido, no espere. ¿Recuerda lo que le dije de los botes?
Cal mira desentendido.
—Si. Entiendo.

—Aquí, señor. —dice un oficial que le encadena las manos a Jack, atravesando un caño que sostiene el barco.
—Lo necesitan en segunda clase, hay una turba. —le avisa otro oficial.
—Yo lo vigilaré —habla Lovejoy.
—Si, correcto.
Le asegura las esposas a Jack, y se marcha junto con otro oficial.
Lovejoy con un arma en la mano se acerca a Jack, se sienta en una silla.

—Señor, el Carpathia dice que viene a 17 nudos. —le informan al capitán. —es toda su velocidad, señor.
—¿es el único que responde?
—El único cerca. Dice que llega en cuatro horas.
—¡cuatro horas! —grita alarmado, lo piensa se relame los dientes y contesta —gracias, Bride.
Bride se retira.
—Dios mío.

Los oficiales y gente de tripulación continúan preparando los barcos. La gente ya se encuentra afuera aguardando.
—Señor. Los botes están listos, señor. ¿No subimos a las mujeres y a los niños a los botes?
El capitán asiente lentamente.
—Si, así es.
—¿señor? —pregunta haciendo ademán de no escucharlo.
El capitán finalmente pronuncia:
—Mujeres y niños primero.
—Si, señor.

—Señoras y señores, su atención, por favor. Vengan acá, por favor. Eso es. —dice un oficial llamando la atención de la gente. —vengan hacia mi. Gracias. Bien. Por el momento, solicitó solo mujeres y niños.
Un oficial sigue tratando de armar el bote.
Uno de los músicos habla:
—Aquí. Bien, como dijo el capitán, algo alegre para evitar el pánico.
—Señores, por favor.
—Danza nupcial.
Con sus violines y sus instrumentos, comienzan a tocar.

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