Capítulo I: Dime más.

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Durante los siguientes cuarenta y tantos minutos el ambiente se puso pesado. Sam no paraba de hablar la mayoría de las veces con tecnicismos y muy cortante, pero el problema del ambiente era el reportero, quien dejó de sonreír e incluso dejo sus insinuaciones de lado para seguir escribiendo muy poco y fingir que le ponía atención.

Sam se estaba cabreando por eso último, ¿acaso era tan aburrido? Todos los demás siempre estaban al borde de la silla con una mirada a punto de ver una cometa fugaz, pero el ojimiel parecía de lo más asqueado con este proceso y eso a Sam le estaba molestando en verdad. Era por falta de respeto, claro que no tiene nada que ver que Gabriel no lo esté mirando embobado como la mayoría de la gente.

—...Al final del caso me propuse firmemente a que no existiría ninguna otra víctima como Jonathan Guevara si pudiese evitarlo, y asociándome con Black&White Corporetion se volvió una buena opción en esta lucha contra la discriminación.

— Ajá.

Bien, Sam decidió respirar profundamente y restarle importancia a esa actitud tan infantil.

— Es un buen plan.

— Ajá. — volvió a repetir el ojimiel, y el abogado ya tenía un tic en el ojo.

— No habrá más explotación laboral para los latinoamericanos. — tras decir eso se inclinó un poco más sobre su escritorio, esperando una reacción diferente. ¡Una, sólo pedía una!

— Ajá.

Sam tuvo que sostenerse del respaldo de la silla para no dejarse caer patéticamente sobre la superficie de coba oscura. Levantó el rostro de nuevo sin ganas de rendirse, pasando sus dedos por su cabello de forma desesperada y plantando los ojos en ese cuerpo que seguía garabateando con adoración en la libreta.

— Tienes una araña en la cara

— Ajá.

¡A la mierda!

Listo. Eso era todo. Hasta ahí llegaba la eterna paciencia legendaria de Sam Winchester. Sin pensarlo siquiera atravesó sobre la longitud de su escritorio estirándose por encima, logrando arrebatarle de un rápido movimiento la libreta de Gabriel de sus propias manos.

— ¡Hey!

Sam ignoró el pequeño gruñido y observó la hoja en la que Novak supuestamente ha anotado todo lo dicho. El mismo abogado infló el pecho y entrecerró la mirada, girando la hoja garabateada al dueño

— ¡De todo lo que te dije, tu hiciste un jodido dibujo de Superman! — explotó como tal, mostrando el mugriento dibujillo que ni forma tenía, pero al menos la capa y la posición de las manos eran un poco obvias.

— ¡Es Megaman! — reprochó el ojimiel en verdad ofendido, a lo cual el abogado boqueo como pez fuera del agua sin ser capaz de creer lo que oía

— ¡No puedes ser tan descarado! — vociferó con voz alta casi siendo un grito mientras aplastaba bajo su palma la dichosa libretita.

Pero cuando subió mirada helo ahí nuevamente, ese brillo coqueto volvía esos ojos dorados, y pese a la situación tan bizarra, Sam analizaba que esa característica iba muy bien con el sujeto. No el tipo de hace cuarenta minutos aburrido y opaco, sino este de frente que se inclinó en su silla, misterioso.

— ¿Quieres descubrirlo? — Gabriel elevó las cejas sugerentes, Sam no podía sentirse más avergonzado.

Al carajo lo que pensó hace dos segundos. Ese tipo era un cínico ante sus pobres nervios.

Un toque dulce...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora