Capítulo VII

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La mañana estaba un poco fría, pues ya era a mediado de noviembre, Mr. Runnell decidió que ese mismo días se marcharía del castillo, así que le pidió un admisión al Duque, este muy amablemente lo recibió en ese momento, él fue sincero con el caballero y le informó lo que le había pasado y que le agradecía por la hospitalidad, pero que ya era hora que asumiera su responsabilidad.

—En verdad le reconozco Mr. Runnell su sinceridad, ya estaba enterado de su situación, pero ha sido usted un caballero con todas las letras al informar su situación, y le diré que deseo ayudarlo.

—No gracias su excelencia, si le informe lo ocurrido, no es buscando su ayuda.

—Lo se mi buen amigo, sabe en esta semana he estado visitando a un amigo en el bosque, siempre él deseaba hablarme de una nueva vida, sin embargo un servidor lo rechazaba diciendo que no tenía espacio para eso, o simplemente que no lo visitaba para perder el tiempo, y puse muchas excusas, hasta que el día que lo visite a su recámara, posteriormente salí a visitar a un viejo amigo, el cual para no hablar de su vida, le diré que estaba sin rumbo, tomaba, aunque poseía muchas posiciones, estaba amargado y siempre desolado, pero ese día que lo visité, era un caballero nuevo, y sin querer escuche de sus labios quien lo había transformado y eso me impactó, deseaba saber más de ese caballero llamado Jesús y fue cuando me explicó que mi viejo amigo Mr. Monroy fue que le habló y le enseñó acerca del caballero; Sabe por mi terquedad rehusé escuchar a mi amigo, y me perdí muchos años de vivir una vida plena y de alegría, eso se lo digo a usted, no rechace la ayuda, sólo será un préstamo.

—Esta bien su excelencia, sus palabras me convencieron.

—Se que es usted un caballero temeroso de Dios.

—¿Cómo lo sabe?

—Pues solo uno que tema a Dios, es tan sincero y verás como lo ha sido usted.

Mr. Runnell no pudo decir nada, se puso de pies y le hizo una reverencia al Duque, este en vez de devolvérsela le extendió la mano, él se la estrechó y los dos sonrieron, de ese modo fue que Mr. Runnell dejó el castillo de Ridgeway, y cuando salía para montar el carruaje encontró a la ama de llaves y le dijo:

—Seria tan amable Mrs. Adela de entregarle esta carta a Lady Ellie Bedford.

—Desde luego, Mr. Runnell. ¿Se marcha usted?

—Si, regreso a mi villa.

—Que tenga usted un buen viaje.

El caballero hizo una cortesía y salió del castillo, cuando la ama de llaves se disponía a llevar la carta se encontró con el Duque:

—Que bueno que la encuentro Mrs. Adela.

—Diga usted su excelencia.

—Envié esta lista de cosas a la villa la hermosa, de inmediato.

—Si su excelencia.

Mrs. Adela tomó la lista y se dirigió a la parte trasera del castillo olvidándose de la carta que tenía en el bolsillo de su delantal.

Mr. Runnell estaba en un carruaje que le habían preparado en el castillo, ya que el Duque se opuso a que el cabalgara, este le obedeció y se marchó en uno de sus carruajes, pudo observar que la villa no estaba a gran distancia del castillo, ya que el carruaje salió de la calle de este y tomó un sendero, no muy lejos se podía ver una villa de piedra gris y blanca balaustradas, rodeada por un diminuto jardín de forma circular, un poco más allá se destacaba un gran lago con un magnífico puente, se veía mucho más amplio de lo que se lo imaginaba, el carruaje comenzó a entrar la pequeña distancia que lo llevaría a las escaleras de caliza de la entrada principal, después había una amplia terraza techada e inmediatamente la puerta de entrada, esa forma de arquitectura era nueva para él, a quien se le ocurría hacer un balcón al frente de la villa, pero rápidamente se dio cuenta que este bordeaba toda la propiedad, y sonrió para él, pues eso hacía muy placentero hacer un recorrido por el contorno de la villa, sin tener que salir de ella, y si estaba lloviendo podía disfrutar de la vista e incluso contemplar el agua caer...

Pacto de Amistad 2 (Amor en Silencio II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora