VIII

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Como las clases ya habían terminado, se sentaron en un banco de un pequeño parque cercano a la residencia azul. Ciel miraba atentamente a ______ y ella simplemente mantenía el mismo sonrojo desde que la había besado. Daba gracias que no se notara mucho.

-No fue para tanto, sólo un beso... -pensaba todo el rato- Me da que ahora me vendrá una buena bronca.

-¿Sabes qué habría pasado si te hubieran pillado ahí? La investigación habría sido un fracaso.

-Yo... -la joven no podía pensar en ninguna excusa bajo la intimidante mirada de Ciel.

Hizo una pausa y preguntó:

-Y... ¿Se puede saber quién era ese? -______ abrió más los ojos.

-¡Un conocido! A-algo así. Preferiría no hablar de él...

-Creo que de momento no quiero saberlo -hizo un gesto cansado.

Pensó que era extraño verlo sonrojarse por lo que a veces pasaba, y ahora verlo tan... Así. No sabía exactamente cómo explicarlo. En ese sentido parecía bipolar. Pensándolo mejor, recordó las veces que se sonrojó y no pudo evitar reírse más alto de lo que pretendía.

-¿Qué te hace gracia? -parecía estar enfadándose aún más y _____ levantó las manos en señal de rendición.

-Nada, nada. Sólo me sorprendió que no te sonrojaras. Estás muy mono cuando lo haces.

-¿E-eh? -Y ahí estaba otra vez, ese color que tanto le divertía ver en su cara.

Volvió a reír. Pero recordando lo que acababa de hacer se le fue la sonrisa.

-Escucha... Creo que -no quería reírse, pero le parecía cómico haber matado a alguien hace menos de tres horas y actuar como si nada; bueno, al fin y al cabo... Siempre era así en ese trabajo. Pensó dos veces lo que iba a decir-... Bueno ya sabes. No pude evitarlo, me tomo demasiado en serio las traiciones, lo sé. Pero el silencio es mi forma de vengarme. Así es La Silenciadora.

Ciel se limitó a mirar el sol escondiéndose más allá del colegio indicando que ya era el atardecer y en nada tendrían que volver a las residencias y probablemente darle un par de explicaciones a sus profesores.

-¿Y de qué sirven las venganzas? No cambiará nada -susurró para sí. Al parecer la {c/p}___ no lo había escuchado.

Habló más alto haciendo que ______ se sobresaltara por el corte del silencio repentino:

-¿Alguna vez te has arrepentido, de las muertes que has causado?

-Es mi deber -no le gustaba para nada hablar de su trabajo, así que se levantó y apoyó una mano en el hombro de su compañero inclinándose un poco-. Deberías de ir a descansar. Se hace tarde. Mañana me aseguraré de enterarme de algo.

Tras irse cada uno por su lado, ______ le contó a su mayordomo con quién se había encontrado. No le dijo nada de Ciel. Sólo que no se preocupara ya que se encargaría Sebastian. Le informó también de que tenía que visitar a alguien esa noche, cosa que él desaprobó pero lo acabó convenciendo.

-No me reproches, Aron. Eres mi mayordomo, no mi padre. Obedece -le dijo antes de irse.

Sabía que la hora de dormir había pasado ya, pero por intentarlo no perdía nada. Se alegró de ver que era Sebastian quien hacía guardia esa noche. Antes de hablar se aseguró de que no hubiera nadie presente a excepción de ellos.

-Lady Itami, ¿qué hace aquí? Debería estar descansando en su residencia.

-Sebastian, tengo que ver a Ciel. No me quedaré mucho tiempo -o quizá sí.

La guió hasta la habitación y tocó la puerta cuando Sebastian desapareció.

Ciel respondió un simple "adelante" cuando alguien que no esperaba lo sacó de su ensoñación.

-Ciel... ¿Sigues despierto? -Pudo observar ______ que estaba parada en el marco de la puerta, con una chaqueta; se había quitado las medias.

-¿______? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo es que Sebastian te ha dejado pasar? -ella no respondió y se quitó la chaqueta lentamente. Ciel se extrañó aún más al ver que llevaba el camisón. La miró de arriba a abajo y el detalle de que le viniera por encima de la rodilla provocó que diera gracias a la oscuridad por ocultar el violento sonrojo que se empezaba a adueñar de su rostro.

Un rayo hizo que se iluminara la habitación durante una milésima.

-¿P-puedo dormir esta noche contigo? Es que... Tengo miedo de las tormentas, me traen malos recuerdos.

-¿Eh? -el sonrojo del joven aumentó ante los pensamientos que se agolpaban en su mente. Las palabras le salieron solas, sin pensarlas y en contra de su voluntad:- C-claro -retiró las sábanas.

Al tumbarse junto a él se acurrucó en su pecho y tras unos minutos ella susurró lo suficientemente alto como para que la oyese:

-¿Sabes...? En realidad me encanta la lluvia. Sólo quería una excusa para estar contigo -y tras cerrar los ojos, cedió al cansancio.

Ciel no parecía entender mucho, pero se sentía tranquilo. Se sentía tranquilo observando la cara de ______ relajada bajo la tenue luz de la luna. Al asegurarse de que estaba dormida pasó su brazo por la cintura de ésta y acercó su rostro al suyo, a centímetros de sus labios. Se acordó de algo: no podía olvidar aquello que lo había marcado por el resto de la eternidad y acabó alejándose con el ceño fruncido. Cerró los ojos e intentó olvidar.


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Ne, pos hasta aquí el capítulo. Ya que no tengo nada que decir, ni comentar...

Se despide, Nat 7n7r.

_WOO rimó y todo. ok, no_

La Silenciadora {Ciel Phantomhive y tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora