Narcisista.

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Victoria O'Conell


Ahí estaba, ¿podía ser más encantador?, desde luego pero...oh me hace sentir mal que esté comiendo frutas mientras yo devoro una pizza bañada en salsa, bajo la mirada algo avergonzada, no me gustaría que me viera comer estos alimentos que él no consume. Suelto un suspiro agobiado mientras escaneo el salón semivacío, pero mi mirada se dirige nuevamente hacia el ¡Deja de hacer eso!

Prometí olvidarle y lo haré, no puedo sentir algo más fuerte por el que una atracción, tonta, eres tan tonta, ¿por qué te fijaste en el?, es grosero, egocéntrico, burlón, serio, lindo, con una espalda ancha que invita a rodearla por detrás en un fuerte abrazo sintiendo sus músculos formados gracias a su entrenamiento...

-Lo estás mirando otra vez-El leve susurro de Joseph me saco de mis pensamientos, dirigí una mirada culpable hacia el- Él no es para ti- Lo sé.

-¿Qué hago?-No pude evitar que mi tono saliera ahogado, conteniendo la frustración y enojo por mi actitud-¡Es un tonto, tonto!

-¿Ahora qué hizo?-Note su preocupación, sonreí viendo su rostro adorable, tenía cara de bebe.

-No es la gran cosa-Murmure queriendo quitarle importancia aunque la tenía para mí...y mucha, Joseph me seguía mirando fijamente-Le hable y me dejo en visto.

-Siempre te deja en visto-Contesto de manera irónica haciendo que me sintiera peor-Perdón-Negué lentamente, sabía que él tenía razón-Mira, los hombres a veces no tenemos tiempo-Apreciaba que quisiera tratar de alegrarme pero no mintiéndome.

El profesor de matemáticas no tardó en llegar, siempre llega después de la segunda hora y está vez no. Explicó algunos temas de trigonometría, nos dejó de tarea algunos ejercicios que estaban fáciles, me confundieron un poco pero no tardaba en salir de mi error.

Son estos momentos los que más me agradan, puedo desviar mi atención concentrándome en la tarea, jamás, por un chico dejare de estudiar.

Después de entregar me estire en mi asiento aliviada de que el profesor se fuera, ni siquiera le despedí como los demás, solo apoye mis brazos sobre la mesa colocando mi cabeza con expresión de sueño ya que bostece y no es lindo abrir mi boca olvidando tapármela.

-¡Vicky!-Levanté la cabeza asustada por el grito, mire a todos lados con el ceño fruncido por lo rara que me sentía, apenas iba a acomodarme otra vez cuando sentí unas manos bruscas moverse sobre mi panza haciendo cosquillas en ella, no solté más que una risa pero estaba enojada.

-¡Ay! Raúl basta-Le trate de sujetar las manos para detenerlo.

-Tranquila-Coloco sus manos en una señal de que parara-Ya se, matare a...-Miro todo el salón buscando una víctima lo cual provocó risas en mí-¡Felipe!

Reí fuertemente cuando lo vi correr hacia Felipe con una moto sierra imaginaria en las manos mientras que el elegido para la ejecución huía de mi amigo, ay dios, se lanzó sobre él, no puedo con la risa...me debo ver vergonzosa riendo escandalosamente frente a él, detuve mi risa quedando sólo una suave sonrisa de diversión.

Dado que era hora libre no tardó en llegar mi mejor amiga Iris, era una gran persona pero no entendía por qué sobre su falta de confianza en sí, ella me lo había dicho varias veces, Iris es alta, mide 168cm, si es algo rellenita pero tiene muchas curvas, no miento, es increíble.

-¡Victoria, victoria!-Entró caminando rápido a través del salón hasta llegar a mi lugar al fondo-¿Qué haces?-Preguntó sacando su celular después de sentarse en el lugar delante de mí-¿Dónde está Joseph?-Alzó la mirada buscándolo en el casi vacío salón-Oh ahí está...tu hombre-Rodé los ojos molesta cuando la vi alzar las cejas sugiriendo algo-Bueno, me voy-Me dio un beso y así como llego se fue.

Recuerda, tú nunca me quisiste.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora