VI

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DANIELLA

Desperté sobre saltada, aún en el camarote recordando los momentos de anoche, el contrato de matrimonio, los golpes que me dio... y su mirada de dolor.

Como todos los días,hoy no ha sido la excepción, pesadillas sobre mi pasado me persiguen,pero esta vez unos ojos verdes penetrantes han ocupado mi pesadilla. Por qué ahora el chico tatuado de ojos verdes sería mi nueva pesadilla.

Giré mi cabeza y me encontré con el chico tatuado en bóxer.

-Buenos días.- dijo seco para acto seguido bostezar y levantarse de la cama para comenzar a vestirse.

Se acercó a una bolsa que había en el escritorio la cual no vi antes y me la lanzó casi en la cara.

Sí que despierta de mal humor.

-Vístete,tienes 5 minutos, no quiero que mi esposa ande con ese vestido de zorra.- ordenó demandante.

Me levante dudosa de la cama, aún me seguía mirando profundamente, me incomodaba bastante, no pienso desnudarme frente a él.

-Necesito privacidad.- dije cortante.

-Oh cariño ¿te quieres reservar para la noche de bodas?- preguntó en tono burlón, seguía con la estupidez de la maldiga boda.

Se giró y le saqué la lengua. Un poco infantil lo sé. Como me encantaría partirle la boca al imbecil, pero cuando tenga la mínima oportunidad no dudaré en huir.

-Ni en tus mejores sueños.- susurré. Se giró enfadado, rápidamente terminé de ponerme el vestido.

La verdad tenía buen gusto para la ropa, eligió un vestido suelto hasta las rodillas en blanco, que dejaba un poco al descubierto la espalda con un hermoso lazo de flores y unas sandalias muy bonitas.

Se puso una americana negra y salió por la puerta. ¿Qué no me iba a llevar con él? Este chico sí que es raro.

-¿qué esperas?-su voz me sacó de mis pensamientos. Me estaba esperando fuera, eso tiene más sentido.

Salí detrás de él viendo a más chichos,chicas y viejos, muchos viejos.

Por fin salimos del barco, el tatuado iba unos metros más adelante.

Era ahora o nunca...

Salí corriendo en dirección contraria pero su voz fría hizo que me quedara petrificada en mi sitio.

-Te juro que como des un paso más te vuelo los sesos.- me giré poco a poco.

Escuché como quitaba el seguro al arma y me apuntaba directamente a la cabeza. Le miré con odio y  el sólo se limitaba a sonreír con suficiencia. ¿Morir o ser la esposa de un demente? Difícil elección.

-Sube.- Ordenó demandante con su típico tono frío.

Volvió a ponerle seguro al arma y la guardó en la cinturilla de su jean. Cuando pasé por su lado me tomó fuertemente del brazo y me pego sus suaves y aterciopelados labios a mi oreja.

-A las zorritas como tú hay que educarlas bien.- su aliento chocando en mi oreja me causa escalofríos. Su voz tan sombría cala por mis huesos,este hombre es capaz de con tan solo su presencia me haga sentir un miedo inimaginable.

Me tiró dentro del coche en la parte trasera y después entró el sentándose a mi lado. El chofer arrancó. Me dediqué a mirar por la ventana, de vez en cuando le miraba de reojo, él me observaba fijamente.

Me removí incomoda en el asiento, pasó su mano por mi pierna subiendo cada vez más. Agarré fuerte su mano para que dejara de subir. Acercó sus labios a mi cuello. Su aliento me causa cosquillas y su voz tan sexy... Pero es un imbécil que se aprovecha de las mujeres.

- No creas que no recibirás un castigo por esto.- Me estremecí con sus palabras.

El coche paró y el tatuado volvió a agarrarme fuertemente del brazo, estábamos en un aeropuerto.

Siguió tirando de mí hasta llegar a un mostrador donde había una chica joven. Mientras él hablaba con ella se me ocurrió una idea brillante. Cogí un trozo de papel de una mochila de un niño que esta plácidamente dormido.

Empecé a escribir una nota pidiendo ayuda, cuando pasamos por la puerta se la di a la chica y la miré con suplica.

Llegamos a una azotea donde había un avión privado con letras doradas se podía leer: "Gray's Company."

Vi al tatuado hablando por teléfono, un hombre músculos se acercó a él y le entregó un papel, mi carta de socorro.

Me quedé helada, se acercó a mí hasta quedar a centímetros de mi oído.

- ¿me crees idiota? Aquí TODOS trabajan para mí.- dijo haciendo énfasis en todos. Me agarro salvajemente hasta el avión.

Quería llorar, no quiero estar aquí con un maldito psicópata agresivo. Quería abrir los ojos y encontrarme con el rostro sonriente de Nina, mi pequeña, creerá que la he abandonado...

Apoyé mi cabeza en la ventanilla del avión llorando en silencio, no quería que me viera débil, más de lo que soy, ni perder la poca dignidad que me quedaba.

Llevábamos horas en el avión, mis lágrimas cesaron y había un silencio muy tenso.

-¿Cómo te llamas?- su tono de voz era suave, hasta parecía amigable.

Le miré de reojo pero no le respondí. Se levantó del asiento y se sentó en el asiento junto a mí. Mis ojos se agrandaron esperando lo peor, este chico es muy bipolar.

-¿Quieres hacerlo por las buenas o por las malas?- su tono de voz ahora era serio y frío.

-Daniella.- respondí alzando mi cabeza, no me dejaré intimidar más.

Soltó un suspiro. -Mira se que hemos empezado con mal pie.- soltó y lo miré con una ceja alzada, ¡será imbecil! -Sé que reaccioné mal, pero tú no parabas de provocarme, bueno a lo que voy, si no tengo esposa mi padre dejará las empresas a nombre de mi hermano, si le presento a mi esposa en una semana yo seré el dueño de las empresas Gray y su heredero.- me explicó rápidamente. Y yo tengo que ser la estúpida que haga de su esposa, perfecto.

-¿Y por qué tengo que ser yo tú esposa?- pregunté de malas.

-Cariño pagué 20 de los grandes por ti.- dijo obvio. Este hombre me saca de quicio.

...
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MONSTRUO *EDITANDO*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora