8.-Que la verdad no cambie tu opinión

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–Para empezar –tomó aire para luego continuar–. Aquí, los de tu mundo son llamados "Los del Reino de Uno", debido a su única Luna, algunos para acortarlo los llaman Unos. Nosotros nunca hemos podido llegar hasta su mundo, a pesar de que podemos observarlos algunas veces con nuestra tecnología. Al nuestro en algunas ocasiones llegan ustedes, con ocasiones me refiero a casi cincuenta años en tu mundo, el paso del tiempo aquí es bastante diferente, por lo que varios de tu mundo aún viven aquí junto a su reconocido.

"El estado social y político es algo así como 'todos son iguales ante la ley', pero también hay gobernantes superiores y divisiones sociales, aunque menos complejas de las que conoces. Mi trabajo consiste en la regularización de la ley, en tu mundo se conoce como 'policía', pero aquí somos llamados Nidves debido a Nidvemis. En total somos seis Nidves que regulamos nuestro mundo, así que soy algo así como que muy importante. ¡Oh! También quizás no sea el cambio más notorio, pero aquí solo hay un 'género' –hizo comillas con los dedos–, o sea que aquí solo hay hombres. De lo que acabo de decir. ¿Con que quieres que siga? –dejó de hablar para permitirme decidir.

A pesar de que había hablado pausadamente, mi mente se encontraba en un desorden total. Acomoda tus ideas. Pensé, pero pensar es muy fácil, hacerlo cuesta un poco de trabajo.

–Ah –intenté ordenarme un poco y dije lo primero que se me ocurrió–. ¡¿Todos son hombres?!

– ¿No es lo que acabo de decir? –pasó una mano por su nuca y la otra descansó sobre el mueble.

–Ah si –bajé la mirada avergonzado–. ¿Entonces cómo se reproducen? –murmuré para mí.

–Bueno, eso no es realmente un problema –se acomodó hacia atrás con los brazos tras la cabeza. Esperen. ¿Lo había dicho eso en voz alta? Vergonzoso–. Algunos ocupan el papel de "madre", como son conocidos –parecía relajado.

– ¿Ah?–. ¿Eso era biológicamente posible?–. ¿Cómo?

– ¿Quieres que te enseñe? –lo dijo con demasiada tranquilidad.

– ¿Ah?–. Él se levantó un poco rápido, su movimiento me sorprendió un poco pues caminó bruscamente por el lugar.

Llegó hasta un librero cercano y sacó un gran libro sin mucho cuidado, lo abrió y comenzó a buscar algo despreocupadamente.

–Mira –me acerqué a él, solo hasta donde la cadena en el mueble me permitió–. Son mis... bueno, mis "padres" –en la foto podía ver a un pequeño niño, sonreía mientras era sostenido entre dos hombres. Todos se veían alegres en la imagen, se podía notar que la estaban pasando bien–. Ahora es mi turno de hacer un hogar y dar un heredero digno a Nidvemis.

–Ah –suspiré, aún tenía el dulce aire de la fotografía–. Creo que entiendo el punto –tomé de nuevo asiento en el sillón. Él dejó el libro sobre otro sofá, para después acercarse hasta mí y al estar frente a frente se arrodilló, instintivamente me alejé, aun así sentí su respiración rozar mi oreja, me ruboricé por la proximidad.

–Créeme, si lo entendieras no estarías tan tranquilo –susurró de extraña manera.

– ¿Ah? –no pude moverme por lo que me hizo sentir.

– ¿Acaso no conoces otra vocal? –se separó riendo, volvió a tomar su asiento junto a mí.

–Lo siento –volví a mirar hacia el suelo. De pronto me asaltó un pensamiento:

Hace menos de una hora me encontraba tranquilamente pensando en la cena, y ahora... ¡estoy pasando un extraño momento en otro mundo, con alguien que me mira tan profundamente!

–Bien. ¿Alguna otra duda?–. Fue entonces que volteé a verlo rápidamente y dije casi gritando:

– ¿Para que el collar y la cadena?–. Me miró sorprendido y luego sonrió–. ¿Ocurre algo? –me confundí un momento.

–No, no es nada –ahora sonreía mostrando su dentadura, pero tenía cierto aire diferente. ¿Feroz tal vez?–. Solo pensé que sería lo primero que preguntarías, por lo que me he estado sintiendo relajado.

–Mmm... ¿Entonces?

– ¿Recuerdas que dije que era hora de darle un heredero a Nidvemis?–. Asentí con la cabeza–. Todos los Nidves (ya te dije que somos seis) tienen como pareja una persona del reino de Unos, de esta manera tendrían el conocimiento de ambos mundos para dirigir el nuestro. Ya casi todos los Nidves tienen una pareja, al sentir que pronto aparecerías, me juré el encontrarte. Y no solo eso. Esta cadena –la sujetó con más fuerza– significa que eres mío, y es una muestra de que ningún otro Nidve puede tenerte.

Sentí mi corazón a punto de explotar, mi cara se sentía arder, todo mi cuerpo estaba paralizado y una extraña calidez me invadió de pies a cabeza. Al ver mi reacción, se acercó por número indefinido de veces. Arrodillándose de nuevo ante mí y dijo de manera seria, mis ojos no perdieron detalle de su mirada y postura.

–Por favor, acéptame y vuélvete mío –su mano se dirigió hasta la mía. Sentí que esta temblaba, al igual que la mía.

Mi mente se puso en blanco.

Nidvemis [Tiger&Bunny] (AU) [YAOI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora