13.-A la mañana I

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Cuando era pequeño y vivía con mis padres, tenía amigos a los que conocía desde pequeño y con los cuales compartí varios años de estudio (por ser una comunidad bastante pequeña). Durante mis cumpleaños mi casa solía estar llena de estos amigos y familiares, eran reuniones que siempre me parecieron muy animadas y entretenidas. Me encantaba ser el centro de atención, algo que ahora considero bastante infantil.

Desde pequeño había sido bastante bueno en los deportes, algunos de mis favoritos por aquella época eran el fútbol y el voleibol. Los clubes de ambos equipos e incluso algunos otros, me pedían constantemente que participara en las competencias con ellos, a las cuales aceptaba siempre y cuando hubiera comida de por medio. Los estudios eran algo que formaba algo importante en mi rutina, o por lo menos así fue hasta segundo de preparatoria.

Siempre me había considerado una persona muy activa y positiva, por lo que también me veía como alguien bastante fuerte, tanto física como en mis decisiones y acciones. Pero también sentía que me faltaba algo, más bien que me encontraba vacío, no tenía ninguna meta extraordinaria, no tenía algo que quisiera conseguir y nada conseguía llamar mi atención; añoraba saber tantas cosas y explicaciones de todo tipo, buscaba un algo tan desesperadamente.

Ni siquiera sabía que era ese algo, sin embargo sentía que en cuanto lo encontrara sabría reconocerlo; mientras pensaba en tantas cosas no supe llevar muy bien los estudios y caí rápidamente en una rutina que me alejó de varias actividades que antes me parecían prioritarias.

Mi familia pensó que se trataba de una manera de madurar. Sencillamente lo dejaron pasar como una etapa.

Mis nuevos compañeros fueron libros, los que en ocasiones permitía que el azar fuera la manera de escoger el siguiente en leer, reemplacé mis exhaustivos partidos deportivos para solamente salir a correr cada noche.

Empecé a tratar de pasar desapercibido, simplemente iba de un lugar a otro sin hablar casi nada, guardando mis inquietudes dentro de mí, me centré en buscar algo que por fin me hiciera sentir lleno. Dejé de verme como una persona fuerte y me centré en mis debilidades, si algún libro no me parecía interesante no lo dejaba de lado, leía con más detenimiento hasta sentir cada palabra del autor atravesarme, no puedo decir que sea un método que recomendaría mucho.

Pronto comencé a sentir crecer algo lentamente, en alguna parte de mí, se había alojado un miedo, el cual cada vez se hacía un poco más grande, no sé bien cuándo fue, pero si lo que lo ocasionó, tenía miedo a que nunca encontrara ese algo, que siempre tendría aquel sentimiento de vacío en mi... que jamás sería como los demás, riendo y bromeando, compartiendo lo que nos apasionaba.

Creí saber lo que me gustaba, pero me había equivocado, estaba mal y me arrepentía de no haber comenzado mi búsqueda desde hacía más tiempo, no podría mejorar nada de mí, seguía siendo aquel chico sin metas y sin sueños. No me sentía vivo para nada, consideraba mi existencia como algo sin relevancia alguna, algo que con un simple soplo desaparecería y no sería nada importante.

Me sentí frustrado. Frustrado y solo.

Y así era, estaba solo, no había nadie para mí.

Y así era, estaba solo, no había nadie para mí

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*****

Me desperté y pude sentir la pesadez que siempre tenía por las mañanas.

No me levanté, no me moví, ni abrí los ojos, solo me quedé ahí sin moverme y dejando que la mañana poco a poco me despertara; fue entonces que mi mente se aclaró y salté de la cama rápidamente... y como me temía, de la nada recordé todo lo que había ocurrido la noche anterior. Un extraño e increíble sueño.

Sonreí al recordarlo, todo había sido tan vivido y esperaba poder recordarlo lo suficiente como para escribirlo más tarde...

– ¿Bunny?... Hasta que te levantas, increíble dormiste muchísimo, pero dime. ¿Qué prefieres para desayunar? Tengo tortilla de huevo, huevos revueltos y huevos estrellados, como notaras solo sé preparar huevos, pero hay algo de café... ¿Ah? ¿Qué prefieres?, también podemos salir a comprar algo.

–Sigo dormido, regresa más tarde... –me volví a acostar y me cubrí completamente con las sábanas–. Y no me llames Bunny, es extraño.

– ¿Ah? Mentiroso, levántate de una vez.

–Déjame, no tengo hambre y... tampoco me gusta el café, me quedaré aquí todo el día.

–No seas perezoso... ¡Oh! Espera, ¿será acaso que estás enojado?

–Solo déjame en paz. Muérete, ya te dije que no tengo hambre.

Fue entonces que mi estómago me desmintió con un pequeño ruido que me hizo sentir un poco más de mal humor.

–Ya sé, ya sé, enseguida voy –me descubrí el rostro y salí de la cama.

Él solo sonrió y una mañana más loca que la noche anterior comenzó.

Nidvemis [Tiger&Bunny] (AU) [YAOI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora