Disfruten y sean felices con lo que se vislumbra en el horizonte.
Los hijos son el tesoro más preciado y peligroso
—¿Dónde se han metido este par?
Gintoki no dejaba ni un recoveco sin mirar. Él sí era un padre responsable, no como cierto Yato que lo único que hacía era llenarse la tripa en cada puesto de comida por el cual pasaban.
—¡¿Puedes actuar seriamente por una vez en tu vida?! —Le gritó. Le importaba poco que ese hombre tuviera el potencial para asesinarlo.
—Te preocupas demasiado —habló con un plato de fideos fritos en manos—. Mi hijo podrá hacerse cargo de cualquiera que se le cruce en el camino.
—¡Es que eso es lo que me preocupa! —exclamó para quien continuaba avanzando tranquilamente—. Mi hija está con él y no quiero que la traumatice.
—¿No crees que estás exagerando? —cuestionó—. Siendo tu propia sangre, dudo que algo tan simple como una masacre o un poco de sangre le vayan a hacer algún mal.
—Te recuerdo que mi hija es una delicada florecilla, no un maldito monstruo sediento de sangre como tu primogénito —objetó con el ceño fruncido.
—Pues deberías enseñarle a defenderse. Así dejarías de armar tanto escándalo.
—Me estás empezando a enfurecer.
—Si quieres podemos arreglarlo con un combate amistoso. —Su bonita y embaucadora sonrisa apareció. Gintoki sabía qué es lo que se escondía detrás de ella.
—¡¿Has estado diciendo todo esto para provocarme y tener una batalla conmigo?! ¡¿Es qué te importa más eso que la seguridad de tu hijo?! ¡¿A qué has venido realmente a la Tierra?! —A ese paso le iba a dar un ataque al corazón—. Oshin-chan todavía está a buena edad de divorciarse de ti y largarse con otro hombre. Como por ejemplo ese rubio; al menos él me agradaba más y era simpático.
—¿Acaso quieres morir antes de que encuentres a tu preciada hija? —Dirigió la punta de su parasol directamente a su garganta—. No creo que a tu mujer le moleste enviudar antes de tiempo.
—¡Eres un maldito sádico y también un jodido celoso-posesivo! ¡¿Te ha podido que te diga tus verdades?! ¡¿Tanto te molesta la posibilidad de perder a tu mujer?! —Es que Sakata tenía unos cojones de oro para continuar provocando el temperamento de Kamui.
No obstante, antes de que cierto pelirrojo dejara a Edo sin un preciado miembro de la comunidad, se escuchó una estrepitosa explosión. Era el ruido característico de construcciones colapsando abruptamente ante una fuerza externa; una cuyo origen podía ser deducido por esos dos.
Se dirigieron hacia el punto donde la gran columna de humo se alzó, captando la mirada de todos los curiosos. Y abriéndose paso entre los que ya estaban rodeando el espectáculo, encontraron a quienes habían estado buscando por horas. Mas algo no había salido según sus planes.
—¡¿Por qué demonios hay uno de los tuyos aquí?! —Gintoki liberó su espada de madera; lo que estaba viendo despertó su botón del pánico.
—Sabía que te encontraría por esta zona. Lo que no me esperaba era que me toparía con tu hijo. Por ello decidí detenerme a saludarlo.
Aquel visitante indeseable sonreía con malicia para ambos padres mientras que desde la punta de su parasol escurría un espeso líquido carmesí.
A un lado de él se apreciada la abertura creada en el establecimiento que hacía unos segundos atrás generó un fuerte escándalo; consecuencia de haberse desecho del pequeño Yato.

ESTÁS LEYENDO
~Shiny Days~
FanficKamui, quien por tanto tiempo renegó sobre los lazos familiares, ha logrado alejar ese punzante estigma de su vida, formando al fin una pequeña pero sólida familia. Sin embargo, ¿consideró alguna vez que criar a sus hijos podría ser incluso más comp...