Oh sí, he vuelto. Sé que están sorprendidas, pero ya ven cómo soy en ocasiones. Y como advertí en la actualización de hace un par de horas atrás, esto se nos termina en cosa de nada. ¡Disfruten!
Las rosas más bellas son las que más espinas poseen
Había despertado antes de que su alarma sonara. Y existía una razón de peso para ello: las palabras que se habían anidado en su cabeza; ésas que fueron arrojadas con una mortífera tranquilidad de la boca de quien ahora dormía plácidamente a su lado.
Suspiró tendidamente y volvió a acomodarse dentro de su lecho. Incluso su mirada se deslizó hasta su cónyuge. Y aunque no era el momento adecuado para ponerse a conmemorar el pasado que compartían, le resultó imposible no hacerlo y con ello despertar una mezcla agridulce de sentimientos. Habían pasado demasiadas cosas entre ellos que todavía le costaba creer el desenlace que había tenido su historia.
¿Cuánto tiempo tenía desde que sus caminos se cruzaron? ¿Cuánto pasó desde que se dio cuenta de lo que sentía por él? Tal vez no el suficiente como para sentirlo demasiado lejano de su presente.
—¿Tu negra consciencia no te deja dormir?
¿Era de ese modo en que le daba los buenos días ese descarado pelirrojo? ¿No se daba cuenta que él tenía la culpa de su insomnio repentino?
—Eso debería preguntarte yo —dijo—. Con tu historial de masacre, lo mínimo que debería pasarte sería que no durmieras adecuadamente.
—Nunca he tenido problemas para conciliar el sueño. —Se giró hacia ella, clavando esas cristalinas pupilas en su persona—. Por cierto, estoy muriéndome de hambre.
—¿Por qué en lo único que piensas al despertar es en llenarte la tripa?
—También pienso en encontrarme con adversarios fuertes o toparme con sujetos interesantes. —La corrigió.
—Eso es igualmente irritante.
—Entonces, ¿cuál es tu respuesta?
—No sé de qué estás hablándome. —Se volteó, dándole la espalda. Por ahora era mucho más interesante mirar el reloj que descansaba en el buró que tenía a un costado de su cama.
—Eres demasiado testaruda. —Ya se había sentado sin quitar su atención de Oshin.
—Tú eres exactamente del mismo modo. —Siempre estaba para recordarle la pila de defectos que poseía—. Además, ¿qué harás si no logras convencerme de volver? Podrías pasar el resto de tu vida en un planeta que te aburre tanto.
—Eso no pasará porque te convenceré. —Estaba muy seguro de sus capacidades de negociación.
—Lo único que me pregunto es si podrás resistir durante el tiempo que te tome hacerlo. —Sonreía burlonamente; sabía de antemano que la vida rutinaria podría no ser bien soportada por Kamui—. Y sobre todo...
Ella no terminó su oración. La puerta fue abierta dejando ver a quienes se habían trasladado hasta su habitación para darle los buenos días. Ambos niños se lanzaron encima de quien hacía un buen rato no se pasaba por casa.
—Veremos si puedes lidiar con tus dos preciosos hijos, Kamui.
Es que ella estaba sentada tranquilamente, mirándolos. Kyōhei se encontraba bien prendado de su cuello, desde atrás; Kazuya lo sujetaba con fuerza desde adelante.
—Mientras mamá prepara el desayuno vayamos al bosque para que veas nuestra guarida secreta. Estoy seguro de que te va a encantar.
—Y después podemos jugar en la pradera... Hay criaturas muy curiosas allí —proponía el menor con fervor.
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~Shiny Days~
FanficKamui, quien por tanto tiempo renegó sobre los lazos familiares, ha logrado alejar ese punzante estigma de su vida, formando al fin una pequeña pero sólida familia. Sin embargo, ¿consideró alguna vez que criar a sus hijos podría ser incluso más comp...