Lección 10

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Según yo me iba a tomar mi tiempo para terminar este mini fanfiction. Sin embargo, al final me ganó la inspiración, las ansias y mi ferviente amor por Kamui. Por lo que ahora pueden disfrutar del último capítulo. ¡Gracias a todas las personas que lo leyeron, que se tomaron su tiempo para comentar! La verdad no estaba esperando un recibimiento como este, por lo que me siento plenamente satisfecha.

Les dedico este último episodio a todas ustedes mis bellas lectoras. ¡Disfrútenlo plenamente! Nos seguimos leyendo en mis otras dos historias.

Días lluviosos. Días brillantes. Días inolvidables

—Al menos esta vez no te enfadaste demasiado por lo del piso...y tus hijos —comentaba Moka para quien había terminado de trapear y dejar su casa en el estado primoroso en el que se encontraba—. Pensaba que exagerabas cuando decías que estabas criando tres niños. Sin embargo, veo que hablabas con la verdad.

—No me explicó cómo terminaron así de sucios. Pero bueno, ya es ganancia que se haya puesto a jugar con ellos.

Por lo menos algo positivo había salido de todo ese holocausto.

—Si quieres ve a bañar a tus hijos mientras yo me encargo de terminar y poner todo para el desayuno —Se ofreció amablemente la Renho.

—Descuida, no será necesario. Dejaré que esos tres experimenten solos. Ya veremos cómo termina todo.

La puerta del baño se cerró cuando el último de esos Yato entró, ignorando la serie de huellas que habían dejado sobre el azulejo del piso. Por ahora lo que interesaba era que esos dos niños se desprendieran de sus sucias vestimentas y las depositaran en donde no fueran un estorbo para nadie.

El siguiente movimiento consistió en abrir la llave de agua caliente de la bañera mientras dejaban caer un poco de jabón líquido dentro. Ese par sabían muy bien que hacer que no requerían la guía de un adulto.

—Si entran como están ensuciarán toda el agua y saldrán igual. Y seguramente su madre los mande a bañarse de nuevo. —Kamui solamente se había desprendido de sus prendas superiores. Esperaría a que sus hijos terminaran de asearse para hacerlo él—. Enjuáguense antes de entrar. —Tomó la regadera flexible y la hizo funcionar.

—¡E-está fría! —Kyōhei al estar más cerca de su progenitor fue la primera víctima de la inexperiencia de ese hombre en usar un aparato tan sofisticado.

—No te hará daño alguno bañarte con agua fría.

—E-es que está h-helada —balbuceaba el pelirrojo. Se abrazaba a sí mismo intentando quitarse el frío que experimentaba—. N-nosotros nos bañamos con agua templada.

—Ella los consiente demasiado. —Se quejó sin detenerse en su proceso de enjuague.

—Aunque Kazuya lo está tomando bastante bien.

Su otro hijo por su parte estaba pegado a su hermano mayor para que le cayera agua y toda esa suciedad abandonara su blanca piel.

—Deberías aprender a él y no quejarte —agregó. Su comentario recibió un ceño fruncido—. ¿Te has enojado? —cuestionó divertidamente.

—No estoy molesto. —Su cara decía lo contrario—. Es solamente que no me gusta el agua fría. —Le informó antes de terminar de lavar su cabeza; después de todo su cabello era lo suficientemente largo como para llegarle hasta los hombros.

—Oye papá.

—¿Qué pasa? —Al fin había dejado a los dos totalmente ausentes de lodo y hojas.

—¿Tanto te molesta que vivamos aquí en la Tierra?

~Shiny Days~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora