Capítulo 9

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N/A: Me cuesta bastante... Nos vemos en el próximo.

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Estuvo apunto de frenar en seco pero por suerte siguió conduciendo con la mirada fija en la carretera evitando así provocar una colisión en cadena.

En su mente sólo se repetían varias frases que calentaban su sangre. "Kate es virgen" "Ningún hombre la tocado" "Podrías ser el primero"… No mierda, eso no podía pensarlo.

Carraspeó nervioso.

-¿Qué? ¿Qué pasa?

-Nada- contestó.

-Ya… ese tono es de nada, claro.- Kate se cruzó de brazos y frunció el ceño -¿Ahora me trataras diferente por que no me he acostado nunca con nadie?

-Ya… bueno…. no… si… es que…

-Joder Castle, no debería haberte dicho nada…

-Es que… eres virgen.

-Lo sé.

-Pero estas buenísima y…

-¿Y? No todos somos como tú…

Aquello fue un golpe bajo.

-Ya pero… por dios, en la universidad… y… Kate… es…que…- Castle no hacía más que tartamudear-.

-¡Es himen, Castle, Por el amor de dios! ¿Qué importa?

-¿Qué que importa?

-Si… ¿Por qué te pones así?

-¿Por qué me pongo así?

-¡Deja de repetir mis frases y contestarme con preguntas!

Castle paró en un semáforo en rojo y se giró casi completamente para mirarla.

-Por que me pongo así dices… ¿Cómo crees que se sintió Amstrong cuando pisó la luna por primera vez y clavó su bandera?

Kate le miró confundida.

-¿Me estas comparando con la luna? ¿Es…un cumplido?

-Claro… si… y mi bandera… quiero decir mi pene…. Ósea el pene de cualquier tío que quiera…contigo… ya sabes…

-¡CALLATE!

Kate bufó y movió su cabeza negando.

-Verde.

-¿Qué tengo luz verde para… ya sabes?

-¡Que el semáforo está en verde!- señaló Kate.

Castle volvió a centrarse en la carretera y suspiró. Kate no apartaba la mirada de él.

-Sois increíble… vosotros los hombres…. cavernícolas.... machistas… os calienta que una mujer sea solo vuestra…- bufó exasperada y perdió la mirada en las vistas a través de su ventana intentando disipar los pensamientos que atormentaban su mente tras esa breve confesión.

Se maldecía interiormente por que, a pesar de estar algo enfadada con la reacción del que consideraba su amigo, su hermano, a pesar de todo eso estaba disfrutándolo.

Contuvo las ganas de sonreír y cuando llegaron a casa, fue la primera en entrar seguido de un Castle que no le quitaba ojo de encima, intentando no ser descubierto.

El resto del día cada uno permaneció encerrado en su habitación, hasta que a la hora de la cena, dónde una Martha Rodgers brilló por su ausencia, la situación se complicó.

Kate ayudó a Rick en la cocina a preparar pato al horno. Un antojo del muchacho.

Cuando Kate se agachó para comprobar el horno y abrir intentando que el pato no se churrascara, lo último que imagino sentir al levantarse era el pecho de él pegado a su espalda, y peor aun, el bulto de su entrepierna, visiblemente erecta contra su culo.

The beginningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora