El masoquismo es un término que describe la actitud de una persona que busca el placer a través del sufrimiento psicológico en forma de humillación y / o dolor físico que al paciente le gusta infligirse a sí mismo o a otra persona.
Existen dos tipos de masoquismo: El masoquismo erógeno se describe en psiquiatría como una parafilia, es decir, una desviación sexual generalmente considerada como una sexual. El masoquismo no se expresa sólo a través de la sexualidad, también está el masoquismo moral que consta de cuando una persona puede sumergirse, a menudo inconscientemente, en una situación de sufrimiento físico o moral en su vida cotidiana: en el trabajo, en la familia... aunque tengan una vida sexual normal.
Adicionalmente, en tiempos de gran crueldad y brutalidad, no resultaba difícil provocar situaciones que se resolvieran mediante la aplicación de control y dolor fácilmente predecibles en intensidad y alcance por el contexto cultural.
El masoquismo parece hallar su satisfacción en:
Las sensaciones de orden, control y predecibilidad de los acontecimientos, contra los impulsos propios y ajenos de naturaleza caótica. El abandono temporal o permanente de las propias responsabilidades, sobre todo cuando éstas resultan muy agobiantes, retornando a un estado "infantil" más libre dentro de su dependencia de otros. Ocasionalmente, reproducción y liberación de experiencias infantiles traumáticas, lo que refuerza el elemento anterior. El alivio de las sensaciones de a través del castigo, que refuerza los dos elementos anteriores, en caso de darse. El efecto y de las, potentes naturales segregados por el cerebro como respuesta al dolor y el, así como de otros mecanismos endógenos. Los factores de intensa sexual vinculados a estas actividades. En algunos casos, la reivindicación del propio ser desde un papel de víctima sacrificada o dispuesta.
Cuando el masoquismo busca la propia destrucción, rechazo o abandono, suele considerarse un indicio de patología mental o de tendencias. En cambio, cuando busca la propia realización a manos de una persona con la que se mantiene un vínculo emocional, constituye una manifestación de la afectividad.
Y en esta historia contaremos la vida masoquista de esta chica...