Parte 8 Días en la Obscuridad

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Después de un par de días pensando en todo lo que había pasado, cayó en razón y dio una mirada rápida en la habitación en donde se encontraba. Se secó las lagrimas en un espejo frente a ella y decidió empezar un auto-placer.

Quiso probarse: buscó algunos de sus juguetes, con los que quería inventar algo nuevo. Un antifaz para la concentración, separadores de piernas para cunado quiera resistirse, un consolador doble y vibratorio para su placer, un plug anal y pinzas para los pezones. 

Para incentivar, puso si ipad con uno de sus libros de erotismo favoritos, claro en audio-libro y con audífonos para no hacer mucho ruido. Y en la boca una mordaza para no gritar.

Más que excitada y solo con la introducción del libro llegó al clímax. 

Resistió de no quitar ni mover nada de donde estaba. Subió la intensidad de las vibraciones. Tuvo otro orgasmo en menos de lo que esperaba. Buscó un consolador anal que vibraba y lo puso a máxima intensidad  y tuvo otros dos orgasmos más. 

Terminó agotada. Solo retiró los consoladores y se durmió.

Esto lo repitió por varios días consecutivos, con diferentes juguetes y tratando de azotarse lo más fuerte que podía. 

Aun no encontraba ese placer, hasta que trató azotarse con una Fusta para caballo que había conseguido en una caballería. Se azoto tantas veces en su pelvis hasta cortarse y con ayuda de los consoladores llegó a su propio cielo con sabor a gloria.

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