Cuando Flor bajó las escaleras, ahí estaba Este Chico, con flores, chocolates, globos, su mejor traje y una gran sonrisa.
Ella lloró.
No resistió el verlo y subió de nuevo hacia su habitación. Este Chico reaccionó cuando ya había escuchado el portazo y por más que el tocaba la puerta ella insistía en ignorarlo. Ella pensó rápido en hacer algo y salió por la ventana. Llamó a su padre para que la disculpara por no ir a desayunar y le cerró antes de que se diera cuenta de que ya estaba llorando.
Así pasaron todas las mañanas por varias semanas.
Un día, ella decidió no correr, solo bajó despacio las escaleras y lo saludó con la mirada, con su mirada pícara de siempre.
-Estas bien?
-Creo...
-¿Podemos hablar?
-No creo.
Este Chico, este sollozos le pidió perdón tres veces y cayó sobre sus rodillas abrazado a su cintura. Ella se excitó. Lo perdonó, aunque el no tenía la culpa.
-Quiero que vuelvas.- le dijo subiendo la mirada.
-Aun no puedo- dijo mirando la puerta.
El padre los vio y quiso que ella le explicara que había pasado. Ella ya no recordaba bien y no quería recordarlo. Este Chico le dijo que en resumen el tenía la culpa de lo que había sucedido, y le explicó que no debía preocuparse, que no la había engañado ni algo parecido.
Flor miró a su padre y le dijo -He creado un monstruo.-, le soltó los brazos a Este Chico que aun seguía arrodillado y salió.