Comencé a abrir los ojos, mi vista era demasiado borrosa y estaba algo confusa. Pero recordaba que tan pronto mis pies tocaron el suelo en aquella bodega, el hombre delgado puso sobre mi rostro otro pedazo de tela con aquel líquido, haciendo que me quedara dormida de nuevo.
Ahora que mi visión es más clara, me doy cuenta de la terrible realidad. Estoy dentro de una jaula, literalmente. Intenté ponerme de pie, pero mi cabeza se impactó con el techo de la jaula, lo que me obligó a mantenerme sentada. Estaba construida con ese fin, que el prisionero se mantuviera sentado para no golpearse. Baje mis manos a mis tobillos, descubriendo la pesadilla que temía, mi tobillo derecho estaba atrapado con un grillete, esa maldita cadena que me impediría moverme.
Y como si el ambiente no fuese ya lo suficientemente turbio, giré mi mirada y me di cuenta de una espantosa realidad. No era la única chica que estaba dentro de una jaula, habían otras cuatro jaulas con prisioneras dentro. Desde mi ángulo podía ver perfectamente las posiciones que cada una tenia, y no eran nada positivas... parecían tener la mirada perdida, abrazando sus piernas que habían contraído contra su cuerpo. Lo que más me preocupó, fue que efectivamente, todas eran estudiantes, pero dos de ellas, tenían las ropas rasgadas y maltratadas.
Sentí que el alma se me salía de mi boca, por lo que me arrastre en reacción hacía atrás, deteniéndome cuando mi espalda chocó contra los barrotes, no necesitaba ser inteligente para darme cuenta de lo que les había pasado, incluso se notaban golpes físicos en sus rostros.
"¡ESTOY EN UNA PESADILLA, ESO ES, ES UNA PESADILLA!!"
Eso fue a lo que me quise aferrar, todo debía ser una pesadilla. Jamás había visto chicas en ése estado, es evidente lo que les habían hecho.
"¡¿A CASO ESO VA A PASARME A MÍ?!"
No pude evitar pensar aquello, sintiendo como mi respiración se cortaba. Se cortaba de una forma espantosa, tenía miedo, mucho miedo. No sé dónde estoy, pero sí sé dónde quiero estar.
"¡¡JAMÁS DEBÍ AYUDAR A MOKUBA KAIBA!!"
Apreté los ojos, suplicando por un milagro. Sí, me estaba aferrando a un milagro, ¡Siempre pasaba en las películas, anime, y todo tipo de series! ¡Siempre que todo está en caos aparece alguien para salvar el día! ¡Estoy segura que debe ser verdad y alguien va a salvarme!
Abrí los ojos al escuchar unos pasos lentos que hacían eco en medio de aquella oscuridad, me sentí esperanzada ¡¿Sería el milagro que esperaba?!
No... no era un milagro, era una maldición...
El hombre gordo como la albóndiga apareció en medio de esa oscuridad, sonriéndome fríamente. Su sonrisa era tan asquerosa que podía ver sus dientes sucios, chuecos y amarillos. Me dieron muchas nauseas...
Él se inclinó hacía mi jaula, posando su mano sobre el techo, sonriéndome con frialdad.
-Sino te vendes hoy, terminarás como esas chicas –Me dijo con una sonrisa sínica- Así como las disfrute a ellas, te disfrutaré a ti –Me advirtió, pasando su asquerosa lengua por sus asquerosos labios- Después de todo te venderemos en la próxima subasta y aunque pagaran menos por ti por no ser virgen, no importara. Yo habré obtenido mi pago.
Sentí pánico, pero también asco. Una combinación de ambas cosas... me dio mucho miedo y ganas de llorar, giré mi mirada hacía las chicas, dos de ellas, se habían puesto a llorar tan pronto vieron al hombre gordo.
Junté mis cejas, escucharlas llorar no ayudaba para nada a mi situación anímica actual, porque solo estaban motivándome a llorar con ellas. Yo no quería su destino, yo no quería ser violada por esa masa gorda asquerosa.
-¿C-como....?-tartamudee, pero me armé de valor frunciendo un poco el ceño- ¿cómo es que no se han vendido? ¡Ellas son hermosas! –lo confronté, después de todo, ¡Tengo el DERECHO de cuestionar lo que sea!
El hombre gordo me sonrió con frialdad, otra vez esa sonrisa asquerosa, nauseas...
-Porque todas tienen un precio de inicio –Me respondió, clavando sus pequeños ojos en mí- Y no todos están dispuestos a pagar por ellas –Agregó sonriéndome con diversión- Y tu precio también será bastante alto y no creo que te compren –Me sonrió con más frialdad
Guardé un profundo silencio, analizando aquellas palabras. Las analice cautelosamente, a pesar del pánico que sentía, de la adrenalina por el miedo que recorría mi cuerpo, logré entender lo que ese hombre quiso decir en realidad. Entre en pánico.
-¡LO HACEN A PROPOSITO! –Solté con horror- ¡LES PONEN PRECIOS ALTOS PARA NO VENDERLAS! –Exclamé con pánico, bajando la mirada, mis ojos nunca se habían abierto tanto como en ése instante- L-lo hacen... c-con aquellas chicas.... Q-que quieren... v-vi... -Cubrí mi boca, no pude terminar la palabra, el pánico me invadió completamente
-Así es –Me respondió con simpleza, y satisfacción- Si me gusta alguna o a mi compañero, entonces les ponemos un precio alto. –Sonrió con deleite viéndome. Una mirada tan pervertida que me sentí acosada, tuve que doblar mis piernas y jalar mi pequeña falda del uniforme hacía abajo- Luego las disfrutamos esa misma noche y a la siguiente subasta ya les ponemos un precio más accesible –Me clavo su mirada- Y veras... como te disfrutare esta noche.
Junte mis cejas, abrí aún más mis ojos con una mirada absoluta de pánico y terror, mis ojos se cristalizaron y me pegue completamente a los barrotes de la jaula, deseando fusionarme con ellos. Intenté gritar, pero me contuve, era presa absoluta del pánico.
Nadie iba a pagar un precio tan alto por mí, no soy nada hermosa ni nada especial, todo era un maldito truco... ¡Esos hombres eran unos enfermos!.
Había caído en el peor de los infiernos y no podría escapar de quemarme con el fuego.
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¿Sentiste el pánico?
El siguiente capítulo será la subasta, esperemos que todo gire a tu favor...
...sino quedarás en manos del hombre albóndiga...
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Seto Kaiba y Tu (YuGiOh)
ספרות חובבים¡Ésta es una historia donde tú eres la protagonista! Lee el punto de INSTRUCCIONES para que no te confundas y disfrutes más de ésta historia