Nuevos horizontes y reflexiones nocturnas.

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Había pasado un mes. Un mes lleno de rutina en el hotel. El último día, mis compañeros se despidieron de mi aunque parecía no importarles mi marcha, a mí tampoco me importaban ellos. Meredith me despidió con un abrazo y un Aquí tienes tu casa. Era la única persona a la que iba a echar de menos. Regresé a casa de Max, teníamos las maletas hechas, listas para irnos a recorrer el mundo. Empezaríamos con Alemania y continuaríamos por los demás lugares.
.......

Sttugart, Frankfurt, Colonia...Nuestra siguiente parada: Dusseldorf. Era un sitio bonito y agradable, típico alemán. Mi blog estaba teniendo éxito y eso era algo que me hacía sentirme valorada por mi esfuerzo. El de Dusseldorf estaba casi terminado, aún tenía 2 días para enviarlo a la redacción. Max decidió hacer una escapada a Leverkusen. Ese día la ciudad estaba llena.
-¿Qué se supone que se celebra?-le pregunté a Max.
-Nada, que yo sepa.
Todo era raro hasta que observé que algunas personas iban vestidas del Bvb. Era un partido, Bvb contra el equipo de la ciudad. Max asintió cuando le conté mi teoría. Continuamos paseando y llegamos a un pequeño café. Aproveché para ver mis redes sociales. La curiosidad me tentó y mientras Max hablaba con su madre por teléfono, busqué el partido. Erik era titular, me alegraba por él aunque dudo que él se acordara de mí. Max dejó el teléfono y me miró preocupado.
-¿Qué pasa, Max?-dije mirando fijamente sus ojos.
-Nada...-cogió mi mano por encima de la mesa- Tenemos que volver, Ingrid ha tenido un accidente. -Ingrid era la hermana de Max y una de mis amigas.
-Claro. ¿Es grave?
-Con el coche, está en el hospital. De momento está estable, no parece serio.
-Volvamos, Max.-rogué mientras me ponía la chaqueta.
-Tienes que acabar tu blog.
-No importa, vamos, es tu hermana.
Max se acercó a pagar mientras yo me montaba en el coche, bajé en la puerta del hotel para recoger nuestras cosas y volvimos a emprender el camino a Múnich. Aquella ciudad era su casa y su vida. Yo había nacido en Saarbrücken, la capital de Sarre, cerca de la frontera con Francia y motivo por el que yo tenía raíces francesas y es que mi madre era de París. Había viajado por muchas de ciudades, pero Múnich era una de las que más me había gustado.
Llegamos al hospital. Ingrid estaba consciente y parecía no tener nada más que un brazo roto.
-Ingrid, ¿qué tal estás? -me acerqué a abarazarla.
-Bien, solo ha sido un golpe. Siento haberos asustado.
Max se acercó a ella y la abrazó bajo la mirada atenta de sus padres.
-Chicos,¿os quedareis a cenar?-preguntó su madre. Yo solo miré a Max.
-No, gracias, mamá. Tenemos que seguir con nuestro viaje.-se acercó para coger mi mano.
-¿No estarías mejor en una oficina? Tu padre sabe algún buen sitio...
-Está conversación ya la hemos tenido. Elegí lo que quería en su momento, mamá. -me miró fijamente.
Fuimos al piso de Max, la casa de su familia no tenía ahora mucha intimidad ya que por raro que pareciera, la familia estaba allí.
-Siento no poder estar en la casa grande-Max me rodeó la cintura con los brazos y beso mi nuca.
-No importa, cuánto más pequeño más juntitos. Aunque me gusta nuestra buhardilla...-dije acariciando su mano.
-Te prometo que te compensaré por esto.
-No es necesario.

Y nos quedamos en el pequeño piso, acurrucados en la cama, dormidos.

Me desperté con un beso en la frente de Max. Abrí los ojos y vi su caballete al lado de la cama, había estado pintando. Me froté los ojos y me levanté al baño. Cuando volví a la cama, el desayuno estaba allí.
-Me tienes muy consentida, amor-dijo mordiendo la tostada.
-Y más que vas a estarlo.
-¿Y eso?
-Volvemos a Leverkusen.
-No hace falta, ya he acabado la entrada de esta semana.
-Pues así haces la de la semana que viene y tenemos vacaciones.
- Siempre te sales con la tuya, ¿no?
Max sonrió mientras se levantaba para coger su maleta y la mía.
Recorrimos el camino de vuelta a Leverkusen y me llamó la atención un cartel en el que ponía Dortmund y los kilómetros correspondientes hasta llegar.
-Max, me apetece ir a Dortmund. -Lo que usted mande.-dijo sonriendo y tomando el desvío.

Mi idea mental de como era Dortmund era bastante idiota. Me imaginaba una ciudad en su mayoría decorada en amarillo y negro, cuando llegué me sorprendió gratamente.

 Me imaginaba una ciudad en su mayoría decorada en amarillo y negro, cuando llegué me sorprendió gratamente

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Max dejó el coche en un parking y fuimos a un hotel. Era enorme y de cinco estrellas. Se acercó a hablar con el recepcionista y regresó a mi lado con las tarjetas de la habitación.
-Max, te has pasado. Yo pago mi parte.
-Es mi compensación.
-Ingrid es mi amiga, es lo que deb..
-Mi compensación por seguir a mi lado-me dio un corto beso.

Nos dirigimos al ascensor, estábamos en una planta desde la que se veía toda la ciudad. Max decidió darse un baño mientras yo me asomaba por el gran ventanal. El sol se estaba poniendo entre los edificios. Respire hondo. ¿Estaría Erik allí, entre aquellos miles de edificios?. Sin darme cuenta sonreía. No sabía porque Erik había vuelto a mi mente. Las manos de Max acariciando mi vientre me devolvieron a la realidad. Esa noche fue rara. Habíamos hecho el amor y ahora estábamos tumbados en un gran sofá, apenas cubiertos por una manta, contemplando la ciudad por el ventanal.
-¿Te ocurre algo, Hanna?- dijo mientras besaba mi cuello.
-No, solo...-no paraba de pensar en porque no dejaba de pensar en Erik.
-Hanna, ¿sabes que te quiero?
-Max, no hagas eso.
-¿Hacer qué?
-Ser tan mono....-decidí contárselo- Si pensaras en otra persona mientras estás conmigo, ¿significaría que no me quieres?
-¿A qué viene esto?
-Responde.
-Seguiría enamorado de ti, solo que intentaría volver a ver a esa otra persona para asegurarme de lo que realmente siento.

Me levanté del sofá. Tenía que ver a Erik. Max estaba alarmado. Me tumbe en la cama. Noté su espalda contra la mía. Estaba enfadado, fui yo quien le abrazó por detrás.
-¿Existe el amor a primera vista?
-No lo sé, tu fuiste el mío.
-Estás enfadado,¿verdad?
-Esto es por Durm, ¿verdad?
-No tiene nada que ver. Buenas noches-me giré dándole la espalda y pronto su mano sostenía la mía por debajo de las sábanas.
Max se merecía lo mejor del mundo y no estaba segura de que yo pudiera dárselo. En esos momentos amarle con toda mi alma era complicado y es que, si existía el amor a primera vista, el mío había sido aquel rubio que subió conmigo hasta una azotea.

Radical Change.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora