Había pasado una semana desde aquella charla con Max. Se había mantenido frío y distante y sus últimos dibujos exponían rasgos sombríos y tristes de su personalidad. Yo intentaba no darle importancia y continuar con nuestra vida de siempre.
-Liebe, me han dado la exposición de Dortmund.-sus ojos mostraban optimismo y es que había trabajado mucho para aquello.
-Genial, Max. Te dije que los cuadros eran realmente buenos.-me acerqué y le besé efusivamente.
-Si has acabado el blog de esta semana...podrías venir.-sujetó mi mano y me miró esperando una respuesta.
-Por supuesto, mi vida.
Nos volvimos a besar y el resto de la tarde me informó sobre cómo sería la exposición durante sus 2 días de duración.El primer día de la exposición fue verdaderamente agobiante. Me puse ropa informal, lo que pareció no gustarle Max y menos aún a sus amistades. En la intimidad era un auténtico bohemio de mentalidad libre pero en negocios se transformaba. Me disculpé y me ausenté. Realmente me senté en un sofá en una esquina sin molestar. Revisé mis redes sociales como unas quince veces. Entonces observé un rostro familiar. Era aquel rubio molesto del hotel...Mario, no, era Marco. A su derecha una joven rubia oxigenada, bastante mona sujetaba su mano y reía con él.
Esperaba largarme pronto de allí, la situación empeoró cuando ella, molesta con sus zapatos de aguja se vino a sentar a mi sofá. En el medio de ambas, estaba Marco. Hablaban entre ellos, él se quejaba por su idea de coger los tacones en vez de los zapatos planos y ella respondía sin ganas de discutir pero sin darle la razón. Marco se disculpó y le ofreció ir al coche a cambiarse. Ella cogió las llaves y le pidió que esperará. Todo esto ajeno a mí, era como si fuese una planta de adorno.
En esos minutos siguientes, Marco miró su móvil y respondió algunos mensajes para después mirarme y pillarme concentrada en su móvil.
-Interesante, ¿eh?
-Mucho- dije sarcástica.
-Me suena tu cara...
-A mí la tuya no.
-¿No vienes un poco mal vestida?-seguía analizandome, intentando saber quién era.
-¿No eres un poquito gilipollas, rubito?-Sus ojos me observaron expectantes.
-Eres la del hotel de Múnich, la de Erik.
-¿Perdona?.-Ahora el rubio tomó una posición desafiante y me miró inquisitivo.
-A ver, mona, es una tonteria negar que en ese hotel, entre Erik y tú hubo sexo.
-En tus sueños.
-¿Y qué te trae por aquí? ¿Te has quedado pillada y quieres verlo?
-Mi novio es el pintor de todos estos cuadros.
-En tus sueños, ¿no?
-¿Ves aquel cuadro de allí? -señalé un cuadro en frente de nosotros. En él se veía el dibujo de una mujer sacando una foto desde el balcón de una buhardilla-Soy yo.
-No me lo creo.-miró su móvil pensativo.
-Peor para ti.
En ese momento apareció su novia, ahora llevaba unos zapatos planos.
-Hola,¿quién eres?-dijo ignorando a su novio y mirándome ligeramente mal.
-Soy Hanna.-respondí sonriente.
-Es Hanna, la novia de Max Kummer.
-Y si es su novia, ¿por qué viene así vestida?
-Porque quiero y porque puedo-dije mirando entre la gente en busca de Max.
-Mi amor, te juro que es verdad. Sale en ese cuadro. -dijo señalando el cuadro que le había dicho. Sonreí soberbia mientras ambos iban a comprobar que era cierto.
Me acerqué a Max que ahora estaba solo, pensativo. Le tape los ojos por detrás y bese su cuello.
-¿Qué haces, Hanna?. Si nos ven...
-¿Desde cuando te importa? -dije colocandome delante de él y enrollando mis brazos en su cuello.
-No lo sé- nos besamos rápidamente ya que un tipo con pinta de rico nos interrumpió.
Volví a mi sofá. La voz de la novia de Marco me interrumpió.
-Siento que no hemos empezado con buen pie. Me llamo Scarlett. Me gustaría conocer a tu chico, si no te importa.
La chica había refinado sus modales y se mostraba simpática.
-Está bien. Dile a tu novio que si quiere, puede venir.
-Gracias.
2 minutos después apareció Marco y cogidos de la mano me acompañaron a la altura de Max.
-Max, estos son Marco Reus y su novia Scarlett, querían conocerte.-el rubio se sorprendió al escuchar su apellido en mis labios.
-Encantado. -les tendió la mano a ambos y después pasó su otra mano por mi cintura, provocandome una sonrisa.
Comenzaron a hablar de pintores y obras. Me interesaba el tema pero aún más me interesaba llegar al hotel, ducharme y dormir abrazada a Max.
Al fin se despidieron con un hasta mañana. Si pensaban pasar otra noche igual la llevaban clara.
-Creo que es hora de irse-dijo Max mirando a su alrededor.
Juntos salimos de allí.
Nuestro hotel era el mismo que el de la otra vez, pero ni se me pasaba por la cabeza decirle que sentía algo por otro. En realidad no sabía que sentía, quería a Max con todas mis fuerzas pero el otro no salía de mi cabeza.
-Son majos, Scarlett y Marco.-dijo Max acomodándose en la cama.
-Un poco insoportables, más bien.
-No digas eso. Podríamos quedar un día y cenar con ellos...
-Max, duerme. Estás muy cansado.
Sonrió ante ese comentario y me abrazó por detrás.El segundo día de la exposición fue más caótico. Se había extendido la voz sobre la exposición y más gente acudía en masa. Ese día podían comprar algunos cuadros. Decidí vestirme para la ocasión y me puse un vestido rojo.
Max estaba más feliz que el día anterior. Apareció mi querido amigo Marco con su rubia y más amigos. Me limité a sonreír cuando se acercaron a nosotros y a esperar a que empezará la subasta. Se vendieron todos los cuadros, a excepción del de la buhardilla.
-Max, ¿por qué no vendes ese cuadro?
-Porque es el que simboliza nuestra historia.
-Te quiero, pero voy a sentarme. Los tacones me están matando.Me senté de nuevo en mi sofá. Cerca de mí se sento un chico joven, rubio y con un traje. Respetando las normas. En cuanto vi su perfil supe quien era. Esas inconfudibles mejillas sonrosadas y esos ojos...Era Erik
ESTÁS LEYENDO
Radical Change.
FanfictionLa vida es cambio. Un día eres de una forma y al siguiente no. Hanna, inconformista y fiel a sus ideas, pensaba que cambiar no iba con ella, pero su vida giró de forma inesperada cuando pensaba que su futuro ya estaba definido..