Pedacitos y ella.

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No sabía qué hacer o qué decir, Max era un chico serio pero me entendía a la perfección. Tras un rato abrazados en el jardín, sonreí como si no pasase nada y entramos en la casa. Me sentía fatal. Mi vida estaba casi formada, siempre pensé en estar con él. Él, no sabía nada, seguía manteniendo que quería estar conmigo ahí, siempre, en todas mis caídas.
Respiré hondo y mire a Ingrid que me devolvió la mirada, seria. ¿Y si por mis caprichos había perdido a mi pareja y a mi amiga?. Noté como el corazón se me apretaba.

Tras unas semanas en las que no pude decir nada, nos mudamos a Dortmund. Ingrid no pareció apenarse de mi marcha y eso me dolía.
Aquel día, decidí quedarme en casa, editando las fotos de mi último blog sobre Colonia ; Max llegó de su pequeña oficina allí donde guardaba sus cosas de pintura. Su sonrisa me escondía algo.
-Max, ¿por qué estás tan contento?
-Porque ya tenemos fecha para la boda.-noté como se me paraba la respiración. No había dejado de pensar en lo de Erik, no sabía nada en ese momento.
-La...Boda..-dije con dificultad.
-¿Estás bien?- se acercó a mí con cara de preocupación.
-Sí, solo...nada.
Esa misma noche, estaba inquieto. Su mano comenzó a acariciar mi rostro, yo ni siquiera dormía.

Abrí los ojos

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Abrí los ojos. Estaba preocupado. -¿Seguro que quieres casarte?.
-Max, no es momento. Mañana hablamos. -giré sobre mí para evitar seguir hablando. Él hizo lo mismo.
-Hanna, no has respondido -fueron sus últimas palabras.

La mañana siguiente desperté con unas voces algo distintas en casa. Bajé a ver quiénes eran. Mi cara cambió a un gesto indescriptible cuando vi a Marco y Erik, acompañados de dos chicos más que vestían como Marco. Traté de no ponerme nerviosa.
-Max...¿qué es esto?
-Nada, vuelve a dormir.
-Queríamos invitar a tu novio a venir con nosotros-dijo Marco amablemente. Totalmente distinto al día que lo conocí. -Scarlett y Laura también estarán, por si quieres venir.
No sabía quién era Laura, pero por contexto sería la novia de Erik. Sonreí con desagrado. No me apetecía salir, y menos estando mal con Max. Tuve la sensación de que Erik me estaba mirando, en efecto sus ojos claros se clavaban en mí y me observaban de arriba a abajo. Le lancé una mirada que parecía gritar socorro y me fui a la cocina.
-Max, si no es molestia me gustaría beber un poco de agua.-dijo Erik y me provocó un escalofrío.
-Claro, Liebe ¿te importa...?-asentí. No debería seguir llamándome amor y más después de todo lo que estaba pasando.
Caminé hasta la cocina con Erik detrás, a una distancia de seguridad. Me estiré para coger un vaso y noté como las manos de Erik me sujetaban por detrás.
-¿Qué coño haces? -dije girando sobresaltada, mientras el vaso se convertía en miles de pedacitos.
Max alarmado preguntó si todo iba bien, a lo que respondí afirmativamente.
-No me digas que no has pensado en mí- Erik estaba muy cerca, demasiado.
-No...estoy prometida...-el espacio que me quedaba era mínimo.
-No estáis bien, eso se ve...-sus palabras retumbaban contra mí. Era verdad. Y me besó y esta vez, seguí besando sus labios. Unos pasos acercándose nos separaron.
-Liebe, ¿todo bien?-dijo Max preocupado.
-Sí, solo es un vaso.
-Max, ha sido mi culpa lo siento- y Erik abandonó la cocina.
Mi prometido se acercó a mí y me miró fijamente.
-¿Estás bien?,¿pareces asustada?
Solo podía observar los pedacitos del vaso. Como una premonición, todo se iba a romper. El corazón de Max iba a acabar así.

Tras aquella visita, salimos como Max le había prometido a Marco.
-Creo que vamos a ser buenos amigos-Max conducía sonriente, elegantemente vestido.
-Ajam...-miraba fijamente la carretera mientras él seguía con su monólogo. 
Al llegar al bar, que era de Marco y sus amigos, vi a Erik. Tan elegante, tan guapo, tan de la mano de una chica....

 Tan elegante, tan guapo, tan de la mano de una chica

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Me agarré al brazo de Max y entramos al bar. Era enorme, pronto me encontraba hablando con aquellas chica. Scarlett seguía igual, tratando de parecer mejor que yo pero con modales. Laura, la novia de Erik, parecía mayor que él y decía ser modelo. Yo me limitaba a sonreír y a beber de mi copa, cuando el señor Durm se acercó a nosotras y se sentó junto a mí en lugar de junto a su novia. Esta me miró como si me echará una maldición.  Tras una pequeña charla, el rubio fue al baño.
-Entonces, ¿tú vives del cuento?-Laura cogió su copa como si fuese superior. Aquella tensión la notaba hasta Scarlett.
-Yo trabajo en algo que hago bien y que requiere capacidades intelectuales.  No finjo ser modelo ni nada...-lo dejé caer.
-Yo soy modelo.-dijo frunciendo las cejas.
- Del carrefour-añadí.
Se levantó del sofá. Desde esa altura parecía enorme.
-Yo no le estoy poniendo los cuernos a mi novio.
-Ahora mismo no, pero mientras él estaba conmigo en Múnich, en una azotea. Tú estabas con alguien.
-Eso es mentira, cuando Erik juega fuera pasamos las noches hablando.
-Laura, sé de sobra cómo funciona tu mundo. La pena es que Erik no lo sepa.-me levanté con intención de ir a ver a Max.
Laura soltó su mano e intentó golpearme, un gesto involuntario por mi parte terminó por ducharla con su propia copa.
-¿Se puede saber que pasa?-Erik acababa de volver.
-Erik, te espero en el coche. No tardes.
Se fue y Erik se quedó a mi lado. Scarlett tampoco estaba. Erik me sonrió de lado.
-Deberías pedirla perdón.
Sonreí ingenua y me fui a ver a Max para comunicarle que me iba en taxi. Tras ofrecerse a acompañarme varias veces, aceptó. Pude ver como Erik se besaba con su novia en el coche. Cogí un taxi y me fui a casa.

El reloj rozaba las 4 cuando sonó el timbre

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El reloj rozaba las 4 cuando sonó el timbre. Creí que era Max, borracho; pero era Erik. Apoyado en el marco de la puerta me miraba con lujuria.
-Erik, ¿qué haces aquí?
-Venía a verte.-dijo pasando a mi casa.

Radical Change.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora