Tras aquel contacto sentí cierto alivio. Miré al frente, a sus ojos. Esos ojos claros, bajé la vista a esos labios rosados.
Sonreí al notar su mirada clavada en mí.
-Erik...-me prestó toda su atención mientras retiraba un mechón de pelo de mi cara.
Retiré su mano y me puse de pie
-Me alegro de que Max no te haya hecho nada.
Noté como su mano tiraba de mí hacia abajo.
-Hanna, ¿me vas a dejar tirado otra vez?
-Erik, esto es complicado.
-Pues quiero comprenderlo. Esta tarde, tú y yo. En la cafetería de enfrente del Signal Iduna.
-¿De qué? -pregunté sin saber bien de lo que hablaba.
-El estadio-dijo sorprendido.
-Allí estaré, a las 6.
-¿Podrías darme tu número? -dijo tartamudeando.
-No creo que sea lo más adecuado-dije tras pensarlo detenidamente.
Bajé hasta el aparcamiento, sonriendo. Recordé que no tenía coche y que Marco no estaba. Salí de allí en busca de un autobús que me llevará camino al hotel donde estaba desde hacía menos de 24 horas.
Desde la habitación apenas había vistas. Volvieron a mi mente los recuerdos de Múnich, del hotel, de mi azotea. Respiré hondo, quizá debía volver. Recomenzar mi vida otra vez, volviendo a mi trabajo. No me arrepentía de haber dejado el blog por Max, pero tampoco fue un acierto.
Me quedé dormida, hasta que el sonido de mi móvil me despertó.
-Diga-dije aún con los ojos entrecerrados.
-¿Hanna?- la voz al otro lado era muy conocida para mí.
-¿Qué quieres?-pregunté incorporada en la cama con semblante serio.
-Quiero verte, quiero saber de ti.
-Max, pensé que había quedado claro.
-Entiende que no es fácil olvidar 3 años de amor.- las lágrimas se estaban acumulando y estaban a punto de salir.-¿Puedes quedar hoy a las 6 y media?
-No...-tragué saliva-. Tengo que ir a buscar mis cosas.-hice una pausa y respire hondo- Iré hoy, tarde.
Corté la llamada. Miré el reloj colgado en la pared. Las 5:45. No iba a llegar a mi encuentro con Erik. Me levanté de la cama y me cambié rápidamente.Salí corriendo y cogí el primer autobús que vi. Aún tenía que coger otros 3 hasta el estadio. Durante el trayecto solo podía mirar la hora. 18:10. Esperaba que Erik no se tomara aquello como una espantada y que no se hubiera ido. A y 20 llegué. Tarde, como siempre.
Entré en una cafetería. Modesta, pero lo suficientemente grande. Busqué entre las caras allí presentes y vi a unas chicas fotografiándose con Erik. Caminé tranquilamente, colocando mi pelo y tratando de parecer calmada a pesar de la carrera que acababa de realizar para llegar.
Al verme su cara cambió, ahora sonreía con sinceridad.
-Pensé que no vendrías- dijo mientras me sentaba en frente de él.
-Debes saber que no soy nada puntual.-sonrió ante mis palabras.
-Explícame eso tan complicado- clavó sus ojos en mí, mientras acariciaba mi mano encima de la mesa.
-Erik, ¿sabes quién es Max Kummer?-dije una vez la camarera se fue, tras anotar nuestro pedido.
-Sí. Es un famoso pintor de Múnich, que recientemente se ha trasladado a Dortmund. Cuyo motivo principal en sus fotos y cuadros sueles ser tú. Además, es el hombre más afortunado del mundo porque se va a casar con la chica más maravillosa del mundo. -sonreí ante dichas palabras y me sonrojé. Otro camarero trajo nuestros cafés. Respiré hondo.
-Max Kummer ya no es mi pareja. No seré la señora Kummer.-di un sorbo a mi café, mientras Erik me miraba sorprendido.
-¿Cómo? -dijo elevando la voz ligeramente.
-Anoche-noté un nudo en mi garganta-Te fuiste y discutimos, por ti. Y me fui.
-Lo siento mucho, Hanna. ¿Llevabais mucho?
-3 años y 4 meses.-respondí tajante. Me miró, repasando sus labios con la lengua. Pensando en qué decir.-De verdad que lo siento. No quería que rompierais.-Me apoyé en la mesa y me acerqué a él, mirandole fijamente.
-¿De verdad?. Me besaste en nuestra casa. Incluso esta mañana...¿y prefieres que esté con él?
-Es lo que se dice en estos casos, ¿no?-se acercó a mí y besó mi nariz -Hanna, debo irme. Nos vemos.
-Erik, espera-cogí una servilleta de papel y apunté mi número- Toma.-Me miró sorprendido -Debo irme o perderé el bus.
-Te llevo- dijo tras pagar la cuenta.
Salimos de allí y montamos en su coche. Tras arrancarlo me preguntó mi dirección de destino.
-A mi antigua casa, la de Max.
-¿Para qué? -dijo tragando saliva.
-Para recoger mis cosas y hablar con mi, hasta hace un día, prometido.Bajé del lujoso vehículo tras darle un suave beso en la mejilla a mi chófer. Caminé hacia la entrada, sin saber muy bien como reaccionar. Llamé al timbre, la voz de Max se escuchaba ronca y áspera. Subí las escaleras y me detuve frente a su puerta. Tras unos suaves toquecitos, Max apareció. Había descuidado ligeramente su imagen.
-¿Puedo pasar?-dije en un tono suave, mirando hacia el fondo.
-Sí, claro-me invitó a entrar.
Caminé directamente hasta la habitación, recogiendo mis cosas por el camino.
-Hanna, ¿no vas a mirarme?-me limité a meter lo que quedaba de mi ropa en una maleta.-Por favor, no me digas que estás enfadada, porque no lo estás.
Cerré la maleta y fui hacia la cocina, necesitaba beber agua.
Noté los brazos de Max rodeándome.
-No me digas que ya lo has olvidado todo-susurró sobre mi oreja. Me giré para mirarle fijamente.
-No he olvidado nada-dije esquivando sus labios.
-Entonces, ¿qué te pasa?
-Que tenías razón- dije saliendo de entre sus brazos.
-¿Razón en qué? -me siguió hasta el lugar donde estaba mi maleta.
-Razón en lo de Durm. Todo esto es por él. -me acerqué a la puerta. Asintió con la cabeza, en el fondo lo sabía.
-¿Tienes dónde dormir?-preguntó preocupado.
-Me tengo que ir.-dije camuflando mi posible respuesta.
-Se muy feliz, pequeña.-Me abrazó, como lo haría un amigo.-Hanna, te dejas esto-giré para observar a qué se refería.
Una foto mía, tumbada sobre él, feliz.
-Puedes quedartela. Nos vemos-di un portazo y bajé las escaleras. Nunca más nos veríamos, había mentido. Miré la hora, habían pasado 50 minutos. El coche de Erik seguía en la puerta. Me acerqué y llamé a la ventanilla.
-¿No tenías que irte?-pregunté extrañada por su presencia.
-Tenía que ir contigo.
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Radical Change.
FanfictionLa vida es cambio. Un día eres de una forma y al siguiente no. Hanna, inconformista y fiel a sus ideas, pensaba que cambiar no iba con ella, pero su vida giró de forma inesperada cuando pensaba que su futuro ya estaba definido..