Dortmund, Confesiones y ¿Erik?

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-No me puedo creer que te cases con mi hermano-Ingrid parecía totalmente emocionada con la noticia de la boda. Sus padres sin embargo, parecían reacios a que su hijo se casara conmigo y continuara con su vida de pintor.
-Tu hermano es increíble.
-Cuéntame otra vez la historia de como te lo dijo.
-Te lo he contado ya cinco veces.
-Tienes razón, ¿te gustaría salir por ahí esta noche?. Ya ha pasado tiempo desde el accidente y no sé...me apetece
-Vale, genial.
Nos arreglamos rápidamente y comunicamos a la familia Kummer nuestra intención de salir de fiesta.

 Nos arreglamos rápidamente y comunicamos a la familia Kummer nuestra intención de salir de fiesta

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Terminé de arreglar mi pelo y me acerqué a Max. Estaba pensativo, demasiado diría yo. Se encontraba en el jardín trasero. Su padre estaba allí observando como su hija y la novia de su hijo salían por la puerta, lanzando una mirada amenazante. Me acerqué a Max para despedirme.
-No te enfades, amor. Es noche de chicas.
-No es eso.
-¿Y qué es?
-Hanna, he recibido una oferta de trabajo.
-Eso es genial, liebe.-dije sonriendo alegremente.
-Es...es en Dortmund.-agregó tragando saliva.
-Repito, es genial. ¿Cuál es el problema? -pregunté sujetando su cara entre mis manos.
Su padre parecía sorprendido. Me acerqué aún más a Max y le di un beso de despedida.

-Te veo luego-guiñe un ojo al señor Krummer y me fui con Ingrid

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-Te veo luego-guiñe un ojo al señor Krummer y me fui con Ingrid.

La fiesta estaba siendo una especie de despedida de soltera hasta el punto de no saber qué estaba pasando. Lo primero que recordé a la mañana siguiente fue a Ingrid, enfadada, no sabía por qué. Miré hacia mi derecha y observé a Max durmiendo a mi lado. Besé su hombro, haciendo que despertara, y me apoyé en mi codo para pensar. Me dolía la cabeza.
-Buenos días, Picasso.-dije rodeando la cama para salir de la habitación.
-Más quisiera-se incorporó en la cama y tiró de mi brazo hacia él.-Te quiero.
Me besó suavemente y bajamos a desayunar. La familia Kummer parecía no estar, a excepción de Ingrid. Max me cogió en sus piernas en una silla y me abrazaba por detrás. Su hermana parecía molesta cada vez que Max me besaba.
-Max deberías parar. Tu hermana...
-No es por eso-Ingrid dejó su taza de café en la mesa- Hanna, necesito hablar contigo.
Max me miró con curiosidad a lo que yo no supe responder. Me levanté, no sin antes darle un beso y la seguí hasta el jardín. Me senté junto a ella.
-Ingrid, ¿qué pasa?
-La pregunta es qué pasa contigo.
-No lo sé y si es algo de anoche, te advierto que no me acuerdo de nada.
-Dios, la culpa es mía- se tapó la cara con una mano mirando al suelo con desesperación- Si no te hubiera dicho nada de salir...
-Me estás asustando,¿qué pasó anoche?
-Hanna, estabas muy borracha. Nos encontramos con un grupo de tíos, tú decías que los conocías y te acercaste a saludarlos. Empezaste a bailar con uno de ellos tras hablar con él. Estabais muy cerca y os acabasteis besando. Uno de sus amigos me ayudó a separarte y nos acompañó a casa.
-¿Paso algo más? -tenía los ojos llorosos y en mi mente solo recordaba caras borrosas y copas llenas de alcohol.
-Cuando venías dijiste que no sabías nada, que estabas hecha un lío y que no te quitabas a un tal Erik de la cabeza.
Noté como mi cara palidecía y mi respiración se entrecortaba. ¿Erik? Pensé que lo tenía superado. Cerré los ojos intentando recordar. Nada. Ingrid se levantó, no podía permitir que se lo dijera a su hermano.
-Ingrid...-dije con un tono tembloroso. Ella se giró y me miró a los ojos.
-Deberías hablar con mi hermano y dejarte de tanto beso.
Observé como se iba. Sabía que tenía que hablar con Max, pero cómo decírselo. Era mi prometido y yo pensaba en otro. Noté unas lágrimas frías recorriendo mi cara. Hacía demasiado frío fuera, pero no me quería enfrentar a la realidad. Max salió en mi busca.
(Imaginad que es un gif)

(Imaginad que es un gif)

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-Deberías entrar, preciosa

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-Deberías entrar, preciosa.-limpié mis lagrimas esperando que él no las viera.-Eh, ¿qué pasa?
Se acercó a mí y me abrazó. Sabía que algo iba mal.
-Hanna, pasé lo que pasé. Te quiero.
No super que decir y solo besé sus labios. Estaban fríos pero transmitían calor.

Radical Change.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora