Capítulo 11

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Llego a la mansión y le doy mi auto al chófer para que lo guarde y me dirijo a la casa.

Entro y Alec y sus padres están en el salón principal discutiendo, por lo que decido irme por otro pasillo para evitar esa escena; tardo más pero por fin llego a la habitación y me recuesto en la cama, me coloco los audífonos para no escuchar todo lo que dicen, y reproduzco Colors-Halsey, mientras me dejo guiar por mis pensamientos.
El sonido de la puerta me despierta.

Toc, toc.

-Adelante.
Entra Raquel.
-Sólo vengo a avisarle que la cena esta lista.
-Ah sí claro, en un momento voy, gracias.
Se retira Raquel. Me levanto y me dirijo a la cocina, donde ya todos están sentados esperándome.
-Hola- saludo
-Hola querida- dice el señor Peterson, mientras que Lea me dedica una sonrisa. Alec simplemente me lanza una mirada fulminante, pero simplemente lo ignoro. Tomo asiento y Raquel comienza a servir la cena. Por un momento hay un profundo silencio, hasta que yo hablo.
-Hay algo que debo decirles.
-Morimos por escuchar lo que nos quieres decir- contesta Alec con sarcasmo.
-Ya he tomado una decisión respecto a lo que mi padre me dejo- digo ignorando el comentario de Alec.
-¿Qué has decidido?- pregunta Lea.
-Voy a vender las propiedades.
Todos dejan caer sus cubiertos en forma de reacción a lo que he dicho.
-¿Estas segura?- dice el señor Peterson tratando de recuperar el aliento.
-Sí, bueno, la mamá de un amigo me está asesorando y me dio ese consejo. Claro que no pienso vender la compañía, pero yo no puedo dirigirla aun, así que he pensado que usted podría hacerlo, mientras yo cumplo la mayoría de edad- le digo al señor Peterson.
-Esa me parece una magnífica idea Italia- dice Lea.
-A mí me pareció muy buena. Al final de cuentas, la mansión es muy grande para mi sola y las propiedades que tiene mi padre aquí y en América yo no las conozco, y están generando muchos impuestos innecesarios.
-¿Y qué piensas hacer con todo el dinero?- pregunta el señor Peterson.
-Bueno tenía en mente comprar un apartamento para mi sola, y lo demás invertirlo en la empresa para que ésta crezca más.
-Es una muy buena idea Italia- dice Lea- pero bueno, yo y Vicent, te teníamos una propuesta.
-¿Qué propuesta?- digo con intriga.
-Es respecto a tu zona residencial. Creemos que sería una muy buena idea que te quedaras a vivir aquí, para que no estés sola, además aquí no te faltará nada; podrías quedarte en la habitación que era de Anne, ya nadie la usa y es un dolor profundo entrar y no ver a nadie ahí- dice Lea.
-Y ya toda esta listo legalmente, ya lo hemos arreglado y legalmente somos tus tutores hasta que cumplas la mayoría de edad- completa el señor Peterson.
Me quedo callada y totalmente quieta. Esto no me puede estar pasando a mí, el único lugar en el que no deseo estar, ahora será mi nuevo hogar. Tendré que ver todos los días a Alec, compartir la mesa, la misma casa. Esto no me puede estar pasando.
-Entonces ahora vivirá con nosotros- dice Alec, haciéndome volver a la realidad.
-Así es Alec y es mejor que te comportes- le dice Lea.
-Y como si no fuera suficiente le darán el cuarto de Anne- dice molesto.
-No es necesario todo eso, de verdad estoy muy agradecida con todo lo que han hecho por mí, pero no sé si sea una buena idea que yo viva aquí- intervengo.
-¡Claro que no es una buena idea!- grita Alec
-Alec por favor no levantes la voz- le ordena su padre.
-Yo opino igual que Alec señor Peterson, por bien de todos es mejor que yo me vaya.
-Claro, quieres tener tu propio departamento para revolcarte con tu noviecito Alexander- me reprocha Alec.
-¿Disculpa? ¡Yo no tengo absolutamente nada que ver con Alex, es mi amigo y ya!- le grito.
-¡Si claro, quieres que todos te crean que no te acuestas con él!- me grita también.
-¡Alec, retráctate de tus palabras!- le dice Lea
-¿Por qué debería de hacerlo? es la verdad, ¡ella se acuesta con él sabiendo que sale con una de sus mejores amigas! Es más, yo creo que hasta se alegra de que su familia haya muerto, ahora tendrá todo el dinero y la libertad de hacer lo que se le dé la gana. ¿Quien asegura que ella no provoco ese accidente?- dice Alec
Estallo en llanto, no puedo creer que haya dicho eso; ¿qué le he hecho yo para que me trate así?
-¡¿Cómo puedes decir tal cosa Alec?! en nuestros años de relación yo jamás te engañé o te oculte algo, mientras que tú me dejaste por una cualquiera sin ningún motivo. ¿Me crees capaz de matar a mi propia familia sólo por dinero? disculpa pero no todos somos como tú o tu novia. Yo no pedí que mi familia muriera, el dinero jamás me ha importado. Pero si crees que soy una zorra y te doy asco, perfecto, me iré de tu vida y jamás me volverás a ver- digo gritando y llorando mientras me levanto de la mesa y salgo de la cocina.

Detrás de mí escucho que algo se rompe en el suelo y los padres de Alec le están gritando. Yo corro hasta la entrada para que nadie me alcance, y busco al chófer para que me di mi auto; le arrebato las llaves, me subo a mi auto y acelero lo más que puedo. Veo por el espejo que Alec corre detrás de mi auto y al no alcanzarme patea algo, se pone las manos en la cabeza en manera de frustración.
No puedo parar de llorar y maldecir a Alec mientras manejo sin rumbo alguno. ¿De verdad me odia tanto? ¿Qué hice mal para que la vida me trate de esta manera? O mamá como me haces falta en este momento, pienso. Decido detenerme ya que si sigo manejando en este estado podría matarme, aunque no sería una mala idea. Me quedo en el auto por unos minutos y sigo llorando; levanto la cara para tratar de orientarme, y me doy cuenta que estoy frente de mi casa. Inconscientemente he manejado hasta aquí, y no sé por qué. Bajo del auto, busco mis llaves y entro a la casa. No puedo evitar llorar al ver todas cosas que me trae recuerdos de lo perfecta que era mi vida. Una fotografía llama mi atención, esta Alec con mi familia y conmigo, fue del día de mi cumpleaños número 19, la tomo y comienzo a llorar aún más. Todo en esta foto se ve perfecto, mi familia está feliz, ellos están vivos, Alec y yo nos vemos tan felices y enamorados, ¿cómo es posible de que ya nada eso exista?, ahora todo es como si nada de eso hubiera existido. Yo no existo. Todo lo que fui una vez, no volverá a ser, no podré volver a ser feliz, no hay nada ni nadie que pueda devolverme a la vida.

Subo hasta mi habitación con la fotografía en brazos, entro al baño y busco unas pastillas que tomaba antes para dormir abro el frasco con la esperanza de encontrar el frasco lleno tomármelo y poder dormir para siempre. Para mi mala suerte no hay nada, aviento el frasco junto con la fotografía en un ataque de desesperación. Grito y lloro al mismo tiempo, ya que nadie puede escucharme, me tiro en el suelo y lloro con todas mis fuerzas.

No se por cuantas horas he llorado, pero los ojos me duelen más que nunca, no tengo fuerzas para seguir, así que me dejo caer, todo se vuelve negro. Este debe ser mi fin

En Los Ojos De ItaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora