Había pasado ya una semana...
y joder mi espalda me mataba.
-Es parte del trabajo- contestó ante mi tan evidente disgusto.
-Sigo pensando que el blanco es bonito.
-Digo que dejes de quejarte-comentó un tanto burlón- Es la primera vez que me interesa algo como esto.
Miré hacia atrás, lo blanco aún no se devanecía, pero frente a mi, el bosque que había creado con mis propias manos, comenzaba a extenderse sin permiso alguno.
Aquel que vestía de negro llevó su mano a su frente y suspiró.
Aún y cuando es un desinteresado, está aquí apoyandome.
Y eso me fastidia.
-¿Qué haces aqui de todas formas?- pregunté haciendo una mueca.
-A caballo regalado nunca le mires el diente- sonrió ladino y caminó de vuelta a la paz blanquecina de una esquina mental.
Aquel acantilado.
Suspiré y le seguí tratando de averiguar ¿Por qué él? ¿Por qué yo? ¿Por qué en esta vida?
Son preguntas que uno mismo se debería hacer todos los días.
Pero somos tan ignorantes de nosotros mismos que permitimos dar a conocer nuestras debilidades a quienes no deberían saberlas...
Aquel me miró como si hubiese ganado la loteria una vez sentado en la orilla de aquel barranco.
-No deberías torturarte con eso
-¿Por qué no?
-Al final... todo mundo obtiene lo que merece...
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El diario de un pensamiento
Fantasía¿Qué pasa en la mente de alguien roto? ¿Qué sucede si al final no hay salvación? ¿Puede... un simple pensamiento salvarte de la perdición?