Capitulo 10. Llega a esa estrella a la que llamas destino

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-Voy a tener que hacer esto - dijo mientras se inclinaba hacia mi dirección - Nos separamos cuando caíste por primera vez a éste lugar.

Parpadeé un par de veces.

-Es hora de volver a ser uno - volvió sonriente - Extraño estar completo.

-Me niego

-No seas terca - comentó con fastidio - tenemos que regresar - ofreció su mano - necesitarás estar por completo si quieres vencer a tus demonios interiores.

Miré al suelo.

-No quiero perderte

-No lo harás, al contrario, me habrás recuperado.

Asentí sin muchas opciones y tomé su mano.

Aquél se desintegró y aquellas partículas oscuras, fueron absorbidas por mi cicatriz. Miré hacia arriba y comencé a escalar aquel terreno empedrado.

No voy a morir

No voy a ceder

Voy a destruir y a crear lo que ya había creado.

No pasó mucho para que yo llegara a la orilla, pero tuve un problema al subir el último intento...

Cada paso hacia arriba era un reto que día a día debía superar en mi vida diaria, amistades fallidas, sinceridades de lado, gente matando gente por estupideces y media, no tenía muchas opciones, todo era para seguir adelante, deseando lo mejor para todos mis amigos, que no cayeran en ese abismo en el cual yo caí como tres veces ya.

Cada roca que tocaba era un pedazo de recuerdo que simplemente no quería borrar, quería mantenerlo y volver a esa carrera a la que llamo vida, a la que llamo bienestar emocional, a la que todos merecemos.

Soy una simple chica en la vida real, que lleva cargando monstruos en su interior... 

Pero sólo uno de ellos me hizo fuerte

Me hizo pensar en cómo soy ahora

Estuvo en los días malos, en los buenos, siempre dándome una mano.

Me dio un lugar para descansar en mi cabeza y en mi vida normal.

Entendí que tuve que separar mi vida emocional con la vida real, no son lo mismo, la vida emocional tiene una esperanza del menos cincuenta porciento, mientras que una real, que se disfruta al cien, tiene más probabilidades de que encuentres la paz que tanto anhelas.

Un último intento, dije en la orilla, sólo para tropezar y que una mano sostuviera la que tomaba las rocas con desesperación, mientras que otra, tomó la mano que volaba por sin ningún lado y la apretó fuerte.

Allí nacieron mis cadenas favoritas.

Me ayudaron a salir de aquel oscuro abismo lleno de humedad y una vez fuera de él, hice que la tierra tuviera una cicatriz.

No más acantilados.

No más sueños rotos.

No más una yo muerta.

Liam volvió a nacer de mi sombra y él me sonrió.

-Al fin has llegado a la estrella, sin haber viajado al cielo...- comentó burlón

-Es hora de destruir todo aquello que me ha destruido...

El diario de un pensamientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora