Capitulo XV.

2.9K 299 145
                                    

Dos semanas después.

Los Ángeles: California.

El chico castaño no podía dejar de pensar en aquel ser que vio cuando desgraciadamente había muerto la hermana de su mejor amigo, todo había pasado demasiado rápido, pero no podía borrarse su rostro de la mente y no era porque le diera miedo o algo así, era demasiado bello, jamás había visto algo tan precioso, quizá eran sus rizos o esos ojos verdes, no sabía, pero había algo en el que lo intrigaba bastante, tenía la sensación de que lo había visto en otro lado, aunque quizá estaba alucinando, lo recodaría eso era seguro.

Liam mantenía la mirada fija en el camino había recordado a una personita que quizá le podría dar respuestas, la había conocido en la preparatoria una chica bastante hermosa, ojos azules cabello castaño y una gran personalidad, pero desde el primer momento en el que cruzo palabra con ella se dio cuenta que no era común. Siempre se estaba cuidando como si le tuviera miedo a todo. Llevaba muchos amuletos se comportaba de manera extraña, pero era bastante agradable.

Hasta que una tarde la chica de nombre Emma le confeso que escuchaba voces que estaba segura de que no estaba loca, pero en las noches algo o alguien se metía en sus sueños. Liam no la juzgo, simplemente la acepto tal y como era, desde ese momento Emma le contaba los sueños que tenía y le confesaba cosas, se convirtieron en mejores amigos.

Hasta que una mañana Emma tuvo un ataque de nervios en la escuela, todo se salió de control y algunos se asustaron. Unos cuantos padres pusieron quejas contra la escuela. Fue así como expulsaron a Emma alegando que tenía problemas mentales, desde ese día ella comenzó a estudiar en casa y sus padres la aislaron, pues tampoco entendían lo que estaba pasando.

La madre de Liam le prohibió verla de nuevo y ese fue el fin de una larga amistad. Ahora después de casi dos años la volvería a ver.

Una hora más tarde Liam se estaciono justo afuera de esa gran casa de dos pisos, con un enorme suspiro bajo del auto, entre más rápido lo enfrentara más rápido terminaría, el alfa abrió la pequeña puerta de reja y subió las escaleras, toco un par de veces la puerta esperando que alguien respondiera.

La puerta se abrió. Ahí estaba con esos ojos tan azules y esa enorme sonrisa en el rostro.

—¡Payne! —le grito al mismo tiempo que lo abrazaba con fuerza—¡No sabes cuánto te extrañe! —gruño acurrucándose en su pecho.

—Emma, lo siento tanto—se disculpó dejando un beso en su coronilla.

—No tienes por qué disculparte, ahora estas aquí—sonrió mirándolo a los ojos—No sabes cuanta falta me has hecho estos últimos años, pero por favor pasa—la omega se hizo a un lado dejando pasar a su viejo amigo.

El alfa miro a su alrededor, todo seguía tal y como lo recordaba, había pasado buenos ratos en aquella casa. Emma lo dirigió hasta la sala y los dos tomaron asiento.

—¿Cómo estás? ¿Cómo sigues? —pregunto el castaño tomando las manos de la chica.

—Estoy bien—rio nerviosa—Las cosas se han puesto extrañas—confeso—Creo que sigo estando loca Liam, esto no ha parado desde aquella vez, tengo muchísimo miedo, ya ni siquiera quiero dormir, me aterra lo que soñare.

—Hermosa—el alfa le acaricio la mejilla mirándola de manera tierna—¿No hay manera de parar esto?

—Mis padres me llevaron al psicólogo, ellos dijeron que era esquizofrenia, pero sé que no es eso Liam, las cosas no se limitan a escuchar voces o que se metan en mis sueños, se mueven las cosas, las luces se prenden y se apagan, y ahora veo cosas que no se si van a pasar o ya pasaron.

Pure and Perverse- Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora