Capitulo III.

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Ocho años después.

La noche había caído y la casa de los Tomlinson estaba en completo silencio, los niños estaban en su habitación durmiendo plácidamente y sus padres podían descansar un poco, eran unos niños con demasiada energía, a sus diez años no paraban de correr, brincar, gritar, jugar, Harry se volvía loco intentando controlarlos, los dos eran una perdición, pero estaban sanos y eran hermosos, no podía pedir nada más.

La noche era la única hora del día en la que podían descansar un poco.

Aunque...





Harry se aferró a la espalda de su alfa soltando un enorme gemido, aquel gemido que anunciaba el clímax.

—Te amo—susurro Louis dándole un beso en la frente—Te amo tanto.

—¿Qué tanto me amas Louis? —menciono el rizado acomodándole un poco el cabello a su alfa quien lo miraba detenidamente.

—Es mucho eso lo tengo claro—suspiro atrapando los labios del rizado y besándolo apasionadamente—Te amo tanto que te haría el amor a todas horas—rio bajo.

—¡Vaya! —sonrió el omega enredando sus piernas en las caderas de Louis—Entonces si me amas muchísimo.

—Sabes que haría cualquier cosa por ti amor, lo que sea—el alfa comenzó a dar pequeños besos en el cuello y hombros del rizado quien se movía y reía al mismo tiempo.

—¿Louis? —Harry elevo las cejas y le dio un diminuto beso en la nariz.

—¿Si? —respondió ladeando la cabeza.

—¿No crees que deberíamos dormir? Van a ser las tres de la mañana, aunque la verdad no estoy cansado—Harry embono una enorme sonrisa y rodeo el cuello de su alfa con sus brazos—¿Estas cansado? —pregunto pícaramente.

—Jamás me cansaría de tenerte—dijo el alfa acercándose despacio a los labios del omega, le dio un dulce beso que poco a poco fue intensificando.

Louis deslizo su mano por el costado de Harry tocando su muslo con fuerza, sentir su cuerpo junto a el suyo era lo único que pedía, su piel era tan suave y se había grabado cada centímetro de la piel de su omega, lo conocía de pies a cabeza y era perfecto.

Harry deslizo su mano por toda la espalda del alfa, pero se detuvo al instante que se escuchó un fuerte golpe. Los dos se miraron a los ojos y se quedaron en completo silencio, nuevamente otro golpe, pero esta vez más pequeño.

—Los niños—menciono Harry completamente exaltado.

El alfa se levantó corriendo y se puso su ropa interior mientras su omega hacia lo mismo.

Harry abrió rápidamente la puerta y asomo la cabeza a ambos lados, al parecer no había nadie, no se escuchaban pasos o se sentía alguna presencia extraña. Pero entonces el corazón de Harry se hizo diminuto al escuchar el grito de sus hijos, el rizado corrió por el corredor hacia la habitación donde ellos dormían.

—¡ANDRE! ¡WILLIAM! —Harry golpeaba con fuerza la puerta de la habitación de sus hijos, no dejaba de escuchar sus gritos de desesperación y eso lo ponía aún más nervioso.

Louis aparto a su omega y le dio una patada a la puerta, pero eso no funciono.

—¡ENTRA AHÍ Y SACALOS! —exigió el rizado caminando de un lado a otro.

—¡CLARO! ¡COMO TUVISTE LA GRADIOSA IDEA DE PROTEGER SU CUARTO AHORA NO PUEDO ENTRAR! —grito el alfa intentando abrir aquella puerta, era como si alguna fuerza extraña estuviera ejerciendo presión sobre ella.

Pure and Perverse- Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora