Capitulo XXXIV.

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En alguna parte del mundo.

—El universo de los demonios parece estar en calma—susurro aquella mujer de cabellera negra y ojos verdes—Supongo que eso es bueno, han ocasionado muchos problemas últimamente, ya era tiempo de que se calmaran—menciono cruzándose de piernas.

—¿Crees que ellos no vuelvan a meterse en problemas? —pregunto una joven que se encontraba justo frente a esa mujer, era delgada y tenía grandes ojos verdes y una pequeña sonrisa.

—No puedo asegurarte nada—suspiro—Terminaron con Gabriel y volvieron a atrapar a un ángel ¿Crees que el cielo se quedara tan tranquilo? La verdad es que no lo creo—se encogió de hombros—Solamente espero que su pequeño problema no nos afecte a nosotros, nosotros no poseemos el don de la inmortalidad—dijo al mismo tiempo que movía sus manos con delicadeza.

La joven se sentó en la mesa y se recargo en sus manos.

—¿Te gustaría ser un demonio? —la chica elevo una ceja con una sonrisa pícara—¿Te imaginas? Ser inmortal para siempre.

—Están podridos—respondió rápidamente—Ellos jamás dejaran de asesinar gente, así son, sucios y malos, aunque se la den de santos de que solamente hacen daño a quien los invocan, la verdad es que no les creo nada—rio bajo.

—Creo que yo jamás me cansaría de ser una bruja, soy feliz, y la verdad es que los magos son las sexys que los demonios—suspiro mordiendo despacio su labio.

Esas dos chicas eran brujas de nacimiento, sus padres habían sido grandes magos que habían logrado hacer muchísimas cosas, quizá todos ignoraban su existencia, hasta los mismos demonios, ellos no tenían ni la menor idea de que en su mismo mundo existieran seres mágicos, esos que portaban una varita o con un movimiento de mano hacían flotar cosas o crear posiciones o conjuros.

—Pero seamos realistas Candy—susurro la mujer de cabello negro—Si los demonios existen también nosotros, estamos conectados de una manera extraña, como si fuéramos un mismo ser.

—¿Aunque ellos no sepan nada de nosotros? —pregunto con curiosidad la joven—¿En verdad crees eso de que estamos unidos? ¡Vamos Melany! ¡No digas tonterías! —rio.

La mujer miro a la joven y soltó un enorme suspiro. Había muchos mitos y leyendas en torno a la unión que tenían los demonios con los seres mágicos, algo demasiado extraño, lo único que Melany sabia era que cada vez que un demonio dejaba de existir una bruja o mago morían de una manera horrible. Quizá había sido un mito inventado por sus ancestros o tal vez una verdad que la mayoría ignoraba.

Pero Melany jamás se equivocaba cuando tenía una corazonada, por esa misma razón, esperaba que los demonios no se metieran en más problemas.

—¡Mi señora! —un joven delgado entro corriendo, estaba agitado y muy pálido—¡Nos han informado que los ángeles comenzaran una guerra con los demonios! ¡Sin importar que destruyan la tierra! ¡EL objetivo es terminar con ellos!

Mel se levantó de su asiento y negó con la cabeza, sabía que los celestiales no se quedarían con los brazos cruzados, ella tenía que hacer algo para evitarlo o por lo menos para ayudar a los demonios, todo se estaba saliendo de control y tenía mucho miedo de que los mitos fueran ciertos, si era así, tanto la comunidad mágica como demoniaca dejaría de existir para siempre.

Ella tenía que hacer algo al respecto.

*

Mientras tanto Harry y Louis se abrazaban y besaban en su cama, se sentían tan bien de estar juntos.

Pure and Perverse- Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora