Fuerte Terror

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Jo observaba la inmensidad del fuerte desde las puertas.

«Es tan lúgubre.» Pensaba Joanna. También se preguntó a cuantas personas se habrían torturado y asesinado en aquel mismo lugar.

Los Bolton se habían ganado una reputación verdaderamente siniestra debido a que sus antepasados desollaban a sus enemigos y, como algunas personas decían, vestían con las pieles de sus enemigos muertos.

Jo se preguntó si seguirían desollando a sus enemigos.

«Evidentemente.» Concluyó pensando en Ramsay.

Guió a su caballo para que se dirigiera a las puertas del castillo. Notaba un nudo en el estómago cada vez más pesado cuanto más se aceraba al inmenso castillo.

Le aterraba pensar que sería lo más parecido a un prisionero durante su estancia allí.

«¿Cuando volveré a Fortaleza de Plata?»

Se inquietó aún más por la incertidumbre.

Se dejó guiar por la multitud hasta haber pasado la muralla y haber entrado en el castillo. Desmontó de su caballo y se quedó quieta al lado de él sin saber a donde ir.

Unos instantes más tarde alguien dijo su nombre. Ella trato de buscar de quien se trataba mirando a su alrededor, hasta cruzarse con la mirada de Ramsay.

«No, por los dioses... Déjame en paz.»

Ramsay anduvo hasta ella y se paró delante suya.

-Mi señora, permitidme que os acompañe a vuestros aposentos. Así de paso os enseñaré el castillo.

Ella apretó los dientes en desagrado manifestando su descontento. Ramsay se percató de ello y sonrió.

A Joanna no le había dado tiempo a contestarle, pues Ramsay ya se encaminaba al interior del castillo.

Jo se preguntó por qué había vuelto a dirigirse a ella. Desde lo ocurrido en el bosque no había vuelto a dirigirle la palabra, hasta ese momento.

Ella lo siguió en silencio.

Caminaban por los pasillos hasta que Ramsay se paró justo al lado de unas inusitadas puertas.

-Este es el comedor, tendréis que bajar hoy aquí para la hora de cenar.

Siguió caminando y haciendo indicaciones de otros lugares importantes del castillo.

-Estas son las mazmorras.

«¿Por qué me enseña esto?» Jo sospechaba que la estuviera amenazando. Sabía que clase de actividades se llevaban a cabo allí abajo.

Por un momento sintió exigua curiosidad por bajar allí, pero pronto se disipó al pensar que podría entrar siendo una víctima.

Continuaron con su recorrido y finalmente llegaron a lo que serían sus aposentos.

Ramsay abrió la puerta y la dejó pasar a ella primero.

La habitación era parecida a la que tenía en su antiguo hogar. Una cama con dosel y un colchón del plumas.
Había una ventana con vistas al patio. Junto a esa ventana se encontraba una mesa en la que había una botella de vino y unas copas, y cuatro sillas.

-Gracias por vuestra amabilidad, mi señor.-Dijo Joanna esperando a que se fuera.

Pero se quedó allí mirándola mientras sonreía como siempre.

Entonces se dio la vuelta y se dirigió a la ventana.

-Os han tocado unas vistas muy bonitas.

-¿Es que os vais a quedar, mi señor?-Preguntó Jo tratando de no perder la paciencia.

Cortesía GélidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora