Revelaciones

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Lady Walda recibió a Joanna con una cálida sonrisa en sus aposentos privados.

—¡Joanna! Me alegro de verte.— La saludó mientras hacía un gesto con la mano indicándole que pasara y se sentara en la mesa con ella.

—Hola, Walda.— Saludó esbozando una sonrisa falsa no demasiado convincente.

—¿Te ocurre algo? Pareces desanimada.

—No pasa nada, Walda. Solo estoy cansada.— Trató de desviarse de tema.—¿Cómo estás tú?

—Jo, si te pasa algo puedes contármelo.

Realmente, la doncella no sabía si debía contarle sus confidencias a aquella muchacha. Pero sabía que no iba a dejar de insistirle así que decidió que lo mejor sería contarlo de una vez por todas.

—Bueno... Es que... —No sabía muy bien qué decir.— La verdad es que me da miedo Ramsay. Un día de estos va a matarme.

—Jo, comprendo que le tengas miedo a mi hijastro. Todos le tenemos miedo. Pero quiero que pienses que a ti no va a hacerte nada porque eres como nuestra invitada.

—Pero si mi primo decide rebelarse, me matará y tengo la sensación de que no va a ser una muerte rápida.

—No pienses en eso. Estoy segura de que tu primo no sería tan insensato.

«O si...» pensó Joanna preocupada.

—Respecto a Ramsay, ¿Te ha hecho algo?

No supo muy bien qué decir al principio. No la había amenazado directamente pero ya le había visto hacer cosas horribles. Tan solo que no sabía si sería buena idea contárselo a la señora del castillo.

—Bueno... Le he visto hacer cosas...—No le hizo falta continuar.

—Sé a qué te refieres.—Dijo Walda con un atisbo de inquietud en el rostro.

Joanna se mordió el labio.

Ciertamente no estaba segura de que debía haberle contando a lady Bolton aquello. No estaba segura de que pudiera confiar en ella plenamente.

—No tengas miedo. Tan solo intenta no provocarle. —Continuó la señora del castillo.

Joanna se sintió muy estúpida. No había hecho otra cosa desde que cruzaron miradas por primera vez. ¿Dónde quedó aquella sensatez que había jurado tener alguna vez? Decidió que aprendería a estar más callada.

No debía ser algo más que un sirviente más del castillo. Contestaría solo cuando le hablara, y siempre con cortesía. Cortesía gélida.

La joven dama se encontraba una vez más vagando por la atalaya. Le gustaba admirar las vistas. También era lo único que podía hacer. Era libre de vagar por el castillo, mientras no saliera al exterior, pero aún así se sentía aburrida. Nunca había nada que pudiera hacer además de charlar con lady Walda y escabullirse por las noches para practicar en el Bosque de Dioses.

Respecto a Ramsay, hacía ya algunos días que no requería de la presencia de lady Frost. Un alivio para ella.

Sin embargo tenía el presentimiento de que tal vez tuviera algo en mente. La había ignorado antes, pero no durante tanto tiempo.

Al cabo de un rato aborreció la atalaya, así que decidió encaminarse de vuelta a sus aposentos.

Cuando estuvo a punto de entrar en la habitación alguien la llamó.

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⏰ Última actualización: Mar 24, 2018 ⏰

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Cortesía GélidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora