Lealtad o rebelión

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Joanna intentaba ahogar el llanto al escuchar la terrible noticia.

Todos se hallaban en el Gran Salón de la Fortaleza de Plata. Los estandartes decoraban los muros de la sala. El grifo de gules sobre un campo de plata era blasón de su casa.

Todos los presentes permanecían en un silencio aterrador.

Acababa de llegar un cuervo de los Gemelos, informando de la muerte de lord Gerold Frost y su heredero, ser Randyll Frost.

Joanna abrazaba a Arthur, su hermano más pequeño, mientras le acariciaba el cabello rubio para intentar tranquilizarlo.

Su  hermano mayor, Rydan, se había colocado junto a su primo Edgar, ahora señor de Fortaleza de Plata.

Edgar tenía la misma edad que Joanna, sin embargo carecía de la madurez y sentido de la responsabilidad que ella poseía. Joanna temió que su primo no estuviera preparado para gobernar aquella fortaleza.

El primero en hablar tras el largo silencio fue Banneth Frost, el hermano del ahora difunto lord Gerold, también padre de Joanna y sus hermanos.

-Ha sido una espantosa noticia. Nuestro honorable señor y su hijo lucharon con valentía durante esta guerra. Serán enterrados honradamente.

-¡Los Frey pagarán por su traición!- gritó lord Edgar colérico.- ¡Mi padre y mi hermano serán vengados!

La multitud del Gran Salón comenzó a dar gritos de aprobación. De un momento a otro, habían pasado de estar en un silencio sepulcral a estar en un estruendoso griterío.

Banneth trataba de silenciar a la multitud para poder continuar.

-Lo haremos en el momento adecuado.-dijo cuando la muchedumbre se hubo callado.- En este momento carecemos de buenos hombres y aliados, los mejores murieron el los Gemelos con el rey Robb.

-Pero no podemos arrodillarnos ante los Bolton. Traicionaron y asesinaron al rey.-dijo Edgar sus ojos grises se clavaron en los de su tío.

-No tenemos otra opción, mi señor.-dijo Banneth tratando de persuadir a su sobrino.- Si no nos arrodillamos, sufriremos el mismo destino que vuestro señor padre y vuestro hermano.

Edgar apretó los labios. Quiso replicarle a su tío, pero sabía que tenía toda la razón. ¿Qué posibilidades tendrían contra el Guardián del Norte?

-Tarde o temprano, lord Bolton vendrá aquí a veros hincar la rodilla, mi señor.-Continuó Banneth.- Y cuando lo haga, debemos estar preparados.

Edgar se levantó del trono en el que estaba sentado.

-No pienso jurarle lealtad a Lord Sanguijuela. Solo me arrodillaré ante un Stark, y están todos muertos.

Joanna apreció la ferocidad de su primo, pero temió que esa fuera su perdición y la del resto de su familia.

Habían pasado los días y la tensión aumentaba cada vez más. Sobre todo desde la llegada de un cuervo anunciando la llegada de Ramsay Nieve, el bastardo de Roose Bolton.

Todo Poniente había oído hablar de las "hazañas" del bastardo. Decían que cazaba personas por pura diversión y después las desollaba aún estando con vida.

Joanna solo podía rezarle a los dioses con la esperanza de que Ramsay no hiciera daño a nadie cuando viniera.

Por esa razón se encontraba en esos instantes en el bosque de dioses. Se había arrodillado ante el gran arciano y se había dispuesto a rezarle a los antiguos dioses, los dioses del Norte.

Cortesía GélidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora