Marie se encontraba apasionada, emocionada y repleta de adrenalina.
Su entusiasmo era tan grande que superaba incluso al miedo que tenía de tocar una roca en mala posición y morir por un horroroso suicidio inducido a voluntad.
Poco a poco fue bajando y a su vez alumbraba con la linterna cada que se detenía en el camino.
Al llevar 75 metros hacia abajo se le habían caído los escritos de su bolsillo trasero (se le olvidó por completo dejarlos en el hotel) y en un intento por recuperarlos, se resbaló y cayó 10 metros abajo.
Pero tuvo la suerte de apoyarse con su pie zurdo en un gran hueco acolchado por un enorme arbusto que se formaba en el costado derecho, muy cerca de la cascada de agua, y de su mano izquierda de una gran rama que salía entre las grietas, se sostuvo con esmero.
Agradeció a su buena suerte, ya que ese hubiera sido su destino final a no ser por esos escritos. Elevo la mirada al cielo y dio gracias a Dios, sabía que ya esos escritos no serían de utilidad para nada más. Y se perderían por siempre en los diluvios del Ángel para que nadie jamás intentará algo tan fuera de la realidad como era lo que Marie estaba haciendo.
Y aproximadamente al comenzar los 215 metros rumbo abajo, alumbró con la linterna, y encontró dibujado algo en la pared. Abrió sus ojos con un gesto de inmediato asombro.
¡Era la única figura que se encontraba en el escrito!
Y al lado de la figura se localizaba algo parecido como a la manilla de una puerta antigua.
Marie sostuvo un poco el aire, y volvió a respirar. Aquella vez muy hondo. Inhalando totalmente exhausta por sus grandes esfuerzos, esperando a que fuera lo que estaba buscando. Y para sorpresa de ella, al mover la manilla, justo al mismo momento, asomó a relucir una puerta de piedra casi imperceptible que era tapada totalmente por el paso de la cascada.
Era algo de película prácticamente imposible de ver para cualquier ser humano, y Marie, conmovida hasta la médula, volvió a sonreír luego de tantos años sin volver a hacerlo.
Llena de miedos y temores, pero con su corazón enamorado como si fuera el primer amor porque realmente lo era.
Abrió y entró con dificultad en la puerta de piedra y partió en búsqueda de lo que tanto quería. Era una cueva especial con un camino trazado para seguir.
La linterna ayudaba, pero el camino se hacía cada instante más angosto, parecía infinito pero no lo era tanto, porque hasta que llegó no se detuvo en su transitar, y se topó con una parte muy profunda del camino que sentenciaba su final, era un pozo, pero aquel era raro porque no era más que solo vacío.
Marie no entendía nada, sabía que tenía lo que tanto quería al frente de ella pero no sabía qué hacer, alumbraba por todos lados y no encontraba que realizar. No había más mensajes, pistas o interrogantes a resolver, solo quedaba su chispa para continuar.
Pero luego se acordó que al final del escrito decía:
"Inténtalo, Ángel"
Apenas llegó ese pensamiento a su mente, no titubeo más... y saltó. Tiró su vida por la borda como si fuera un pedazo de carne en descomposición.
Apenas lo hizo, se imaginó ella misma en un sueño, como si se hubiera dormido pero era algo diferente. Caía hacia el abismo y no veía nada, su pelo volaba y su miedo desaparecía... estaba confiada en que no se había equivocado.
Todo en su cerebro se nublo, y volvieron al recuerdo esos pequeños cuentos infantiles de los pozos de los deseos de la primaria y eran de verdad. Eran una jodida verdad, sí existían... pero no tenía mente en ello.
No sabía que estaba sucediendo, ella en realidad solo pensaba en su único y verdadero deseo. Y ese sería revivir a su único amor para que estuvieran por fin juntos para toda la eternidad.
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Saltando al amor
RomanceA primera vista un chico encuentra a una chica en la calle del que jura es el amor de su vida pero... ¿Será que ella también lo es? Todos los derechos reservados. ©