Saltando al amor

Sufrimiento

Marie no podía hallarse de la peor manera, habían pasado ya 5 años de aquel trágica noche en que la vida le arrebató al único hombre que podría haber amado en toda su vida. No tenía razón para vivir, cada día era el repetido al anterior y no encontraba como poder hacer algo productivo para ella.

Y su padre no sabía qué hacer al respecto, el transcurso de los años en su hija eran una dosis de sufrimiento pues siempre se encontraba peor, más triste y en una eterna soledad consigo misma.

Ella en todos aquellos años nunca había entendido el hecho de que el hombre de su vida, el hombre que la salvó de la muerte, le había negado un beso en el momento final de su existencia.

Sí tanto él decía que no la había olvidado y que era el amor de su vida ¿por qué no quiso besarla?

Marie al pensar eso por tantos años, cada vez al recordarlo se le fragmentaba el corazón y el alma en pedazos más pequeños, que ni su padre ni la vida entera lograban hacerlo restaurar.

Ella que siempre había obtenido todo lo que quería en la vida, absolutamente todo. Hombres, riqueza, amigos, fama y éxitos. No tenía lo que más deseaba: el beso del amor verdadero.

Eso, además de ser triste y cruel, era vacío como la vida de Marie.

Y en una tarde cualquiera, Marie encontró un periódico tirado en el piso. En los sentaderos de dónde conoció a el amor de su vida, ya que se había mudado a París. Y acostumbraba en lo posible ir una vez al mes y si fuera todavía mejor presentarse cada semana para reposar allí en las noches, con la esperanza de que ese hombre volviera una vez más a sus días, pero siempre era lo mismo, una noche helada y solitaria.

A muy altas horas de la noche, justo antes de devolverse para regresar al hotel, abrió el periódico para leer lo de siempre.

Muertes, sucesos, premios, obras, y al preciso instante, al suspiro antes de cerrarlo, encontró unas pequeñas palabras al costado del periódico que decían sobre algo llamado un "deseo de vida".

A Marie le dio mucha curiosidad en lo que leyó el artículo completo que decía:

"Deseo de vida, se cumplirá el deseo que quieras en tu vida, puede ser absolutamente todo lo que tú quieras, pero debes demostrar que lo mereces, y por supuesto las consecuencias que ello implica"

Desde esa noche, Marie no pudo descansar al leer tales palabras.

Con lo que al día próximo con una cara al borde del insomnio, le dijo a su padre que buscara a los mejores investigadores e historiadores del mundo entero, costara lo que costara, para que le informaran acerca de todo lo referente a aquel artículo del periódico. Y su padre al ver las intenciones de su hija no le quedó de otra que hacer lo que su pequeña le decía.

Sabía que aunque todo sonará a una espantosa barbaridad, una mínima esperanza de lo que fuera, la haría un poco feliz. Así eran los padres que amaban a sus hijos, complacientes y misericordiosos.