2* El Accidente.

902 116 57
                                    

Desperté cuando sentí los labios de Gerard tener contacto con mi mejilla.

–Mmm...¿Gee..?–dije con sueño.

–shh...duerme–susurro en mi oído.

–no te vallas...-supliqué.

Gerard suspiró.

–sabes que me gustaría, pero no puedo.

Comprendía perfectamente que Gerard tenía que invertir tiempo en su trabajo, en especial ahora que estaba teniendo éxito... Pero me sentía tan solo sin el.
....

Era medio día, y ya había desempacado gran parte del equipaje y cosas que había por ahí. Me alegraba ver cómo el departamento compraba vida poco a poco pero era aburrido.

Tenía hambre y decidí ir a la nevera pero esta estaba vacía.

–genial...–susurré–¿ahora qué?

No sabía qué hacer, estaba aburrido y tenía hambre y faltaban un par de horas para que Gerard regresara.

–debería comprar algo de comida...

Salí a la calle y decidí que sería bueno explorar el lugar al que nos habíamos mudado. Buscar algún buen restaurante o algo así. A Gerard le encantaba al comida Italiana, pensé en comprar algo para cuando volviera y después tendríamos toda la noche para nosotros.

Lo primero que hice fue dirigirme a la tienda más cercana. había descubierto que cerca de nuestro departamento había algunos restaurantes italianos pero decidí cocinar una pasta yo mismo.

Tenía una canasta con pasta y algunos tomates para hacer la salsa, una vez decidí que ya no tenía nada más que comprar me dirigí a la caja a pagar.

Al darme la vuelta choqué de frente con una chica de cabellos castaños que venía a toda velocidad por el pasillo. Ambos caímos al suelo y las cosas que teníamos en nuestras respectivas canastas cayeron al suelo.

–auch...–me llevé la mano a la cabeza, estaba aturdido.

–los siento...–se disculpó la chica poniéndose de pie– fue mi culpa.

–no te preocupes, yo debí fijarme...

Me puse de pie y junto con la chica comencé a recoger las cosas que habían caído al suelo, entre ellas había una que llamó mi atención. Había una pequeña caja color rosado, en ella la silueta de una mujer y a un lado se leía "prueba de embarazo". Sostuve la caja en mis manos y la mire por unos segundos.

No me había dado cuenta hasta ese momento de lo mucho que me gustaría tener hijos, hijos con Gerard. Eso era lo que necesitaba, el siguiente paso después del matrimonio... Una familia.

Salí del trance cuando la chica, con el ceño fruncido, arrebato de mis manos la caja rosada.

–pervertido–me dijo antes de salir caminando de la tienda.

No era un pervertido, solo me había impactado como ella tenía la posibilidad de tener hijos y yo no.

Me dirigí a la caja, pagué y me fui de regreso al departamento.

Me sentía mal, triste y más solo que nunca. Quería hijos, siempre había querido unos, pero también, siempre supe que sería imposible que yo tuviera hijos.

Mi vida con Gerard (Frerard).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora