4* Otra vez ella.

906 115 71
                                    

(Frank).

Me gustaban los sábados, porque eso significaba que estaría todo el día con Gerard.

Me había hecho todo un experto en la cocina ya que había tenido mucho tiempo libre para aprender.

Los fines de semana me gustaba levantarme temprano y hacer el desayuno, esta vez haría omelette.

Después de un rato en la cocina Gerard salió de la habitación.

-buenos días-dije.

-hola-se acercó a mí y me dio un beso-lo que haces huele delicioso.

-he estado practicando. ya deberías aprender a cocinar, así podrías ayudarme.

-oye, yo sé cocinar algunas cosas-Dijo.

-¿cómo que?

-Mmm...-pensó un momento-se hacer limonada.

-eso no es cocinar Gerard.

-¿y qué me dices de los panqueques que hice el otro día?

-la masa ya estaba preparada-repuse-y no te salían redondos.

-era muy difícil.

-aja, como tú digas-reí-mejor siéntate , ya casi está el desayuno.

Gerard se iba a sentar una pequeña silla que usábamos mientras el comedor llegaba, pero antes de hacerlo su celular comenzó a sonar.

–¿hola?–Dijo el-oh...¿qué?¿no puede ser en otra ocasión...?-dijo mirándome preocupado.

Sabía que lo que estuviera pasando no podía ser bueno.

–estas bien...voy en diez minutos-dijo y colgó.

-¿qué pasa?-pregunté molesto.

-veras...-Gerard se pudo nervios y comenzó a rascarse la cabeza-me llamaron del trabajo, necesitan que supervise algo.

Fruncí el ceño.

-pero es sábado .

-lo sé pero me necesitan, hubo algunos problemas y...

-pero te hice el desayuno.

-podrías guardarlo, no me iré más de una hora.

-¿tienes que hacerlo?¿no podrías ir otro día?-cuando termine de decir eso el ya se estaba poniendo el abrigo.

-no puedo dejarlo para otro día, es importante.

Rodé los ojos. Gerard suspiró y puso sus manos en mis hombros.

-Frank, sabes que esto es temporal, cuando todo esto acabe estaré contigo todo el tiempo.

-esta bien-Dije, pero aún estaba enojado.

Gerard sonrió.

-te veo en un rato-se despidió de mí con un beso y se fue.

Y así fue como me quedé solo, de nuevo.

¿Y ahora qué? Estaba enojado, no podía disimularlo y ahora tenía más omelette del que podía comer.

Salí a revisar el correo por qué no tenía nada más que hacer. Bajé por el ascensor hasta la recepción y ahí vi a Sarah, la chica que había conocido de una extraña manera.

Mi vida con Gerard (Frerard).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora