Juego

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Uniforme planchado, cabello arreglado, cama hecha, cinturón puesto, todo en su lugar para finalmente ir a mi segunda noche de vigilante en el zoológico.

Tomé mi bolso y me dirigí al lugar donde me encontraría con aquel que me desafió y al cual pondría en su lugar. Las calles estaban vacías, solo se escuchaba la música de una casa no muy lejana que al parecer daba una gran fiesta, por suerte no me tocará a mi ir a reprenderlos por las quejas de los vecinos. Llegué a mi destino y fui directamente al lugar de la noche anterior donde me encontré con el chico misterioso. Al no ver señal alguna de su paradero me dispuse a rondar por las cercanías y pasar así el tiempo, no me di cuenta de que eran recién las 11 pm. Recorrí casi todo el zoo fijándome en las marcas de garras similares a las que vi ayer por todas las paredes, revisé mi reloj y ya eran las 1:46 am. Volví a la zona de los tigres y logré ver una silueta sobre uno de los barandales... Se acercaba despacio hacia el único foco encendido del lugar y pude verlo.... No era el pelirrojo, era un Tigre.

-Mierda...- Me quedé quieto, atento a cualquier paso que diera. No soy tan tonto como para correr.. Aunque mi velocidad sea una de las cosas que me caracterizan puedo darme cuenta de qué es lo que tengo en frente.

En un parpadeo el tigre se había movido y estaba en la otra esquina del lugar, se acercaba a mi y retrocedía, capté la indirecta y comencé a perseguirlo... lo alcanzaba pero volvía a escapar. Debo admitir que era bastante divertido, no parecía del todo peligroso, mas bien juguetón. En un momento de la persecución me llevó a un lugar mas alejado, se podía ver una puerta de metal reforzado entre abierta que llevaba a una habitación lúgubre y oscura. Dentro solo tenía un montón de polvo y una reja levadiza, tras ella estaba el hábitat de los tigres.

-¿Aquí te quedas después de que cierran? Entiendo por qué escapaste... ¿Tu has hecho todos esos daños y rasguños en las paredes?- Me sentí un tonto, hablándole a un tigre como si pudiera responderme.

El tigre solo me miraba, con unos intensos ojos... ¿Rojos? No lo había notado antes pero el tigre frente a mi tenía los mismo ojos del chico de la otra noche.. Pensándolo mejor, no lo eh visto desde esa vez, tal vez le di miedo y se quedó en su casa con el rabo entre las patas.

-Jajajaja, que patético. ¿Para que me reta si no es capaz de presentarse? Bastante estúpido, ¿No crees?- Y seguía hablándole al tigre, ahora el patético soy yo.

Después de haber dicho eso, el animal se dirigió a la puerta para salir del lugar, yo solo lo seguí y cuando estuvimos afuera empezó a correr, intenté alcanzarlo pero lo perdí de vista. Fue mas rápido que antes... ¿A donde se habrá ido? Maldita sea debí encerrarlo antes de que escapara, aunque me sienta bastante mal que lo dejen en un lugar tan demacrado. Me encamine por donde el felino se había ido y tras varios minutos de buscarlo escuché unos pasos que se acercaban, parecían ser de una persona.. acaso será..

-Oi, estúpido policía... ¿Que te crees al decir que soy patético? No soy yo quien se la pasa jugando con animales.

-¿Ah? Eres tú el que se las pasa haciendo bromitas y molestando a tales horas de la noche. Ademas.... ¿Tienes alguna razón para no haberte presentado?¿ O es que acaso me estuviste observando y quedaste estupefacto con mi perfección? Jajaja

-No te pongas arrogante, siempre estuve contigo, eres tú el idiota que no lo notó.

-Mentiras, no soy tan ciego... se puede notar tu presencia desde lejos, no intentes engañarme. Admite que te dio miedo y recién ahora tienes la valentía de enfrentarme.

-Piensa lo que quieras, de todas formas me divertí hoy.. espero volver a verte mañana señor policía.

-No me digas así, es molesto. Soy Daiki, Aomine Daiki.....Puedes decirme Aomine-sama.

Mi TigreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora