La Verdad

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-¡Que no! Yo no lo dejé escapar porque yo.... ¡Yo soy el Tigre Aomine!

-¿Qué?

-Yo... soy el Tigre

-No intentes tomarme el pelo

-Es la verdad

-¡Basta! No estoy para juegos. Ya fueron bastantes tus bromitas Kagami.

-¡No estoy jugando! Yo soy el Tigre Aomine, me aburrí de estar en el zoológico. Solo puedo verte algunos días... ¿Pu-puedo.. quedarme contigo?

Me di la vuelta y me adentré en mi habitación ignorando por completo a Kagami, ¿Cree que soy tan tonto como para creerme algo así? Aggh... aunque todo tomaría sentido si fuera verdad me niego a creerlo. Es imposible que una persona pueda también ser un animal, que tontería. Me recosté en mi cama boca abajo con la almohada tapando mi cabeza. Kagami seguía gritando.-¡Abre Aomine! Tienes que creerme, por favor... ¡Aomine!-. No paraba de golpear la puerta, que molesto... hice oidos sordos y me concentré en pensar otra cosa, aunque sin éxito alguno.

Pasaron unos 20 minutos y decidí salir de mi habitación. Kagami estaba acurrucado al lado de la puerta, tenía la cabeza gacha, al escucharme salir levantó la cabeza y me miró deprimido, desvié la mirada y me dirigí al salón donde sonaba mi celular. Le descarté importancia y me senté en el sofá encendiendo al televisión.

-Nee... Tu celular esta sonando hace horas. Deben estar preocupados ¿No vas a contestar?

-No me apetece.

-Mmm.. bien.

Se creó un silencio incomodo y tenso, Kagami se levantó y caminó hacia la puerta hasta quedar frente a ella.

-Aomine...- dijo aún mirando hacia la puerta.-Lo que te dije es la verdad y haré que me creas.

Sin dejarme decir nada salió y cerró la puerta tras el.

______

-Al fin, ¿Donde te habías metido Aomine? No contestabas mis llamadas.

-Eso no te incumbe Imayoshi, ahora dime qué es lo que quieres.

-Necesito que tu seas el cuidador oficial y permanente de ese Tigre. Que halla vuelto no significa que no se vuelva a ir.

-¿Y porque tengo que hacerlo yo? Que lo haga cualquier otro, menos el incompetente que lo dejó escapar.

-Solo tú puedes controlarlo ahora, a cualquier otro se le escaparía.

-Argh, solo lo haré por el cumplido, aunque realmente no lo necesito.

-Gracias Aomine... Bien, ya es la hora. Suerte.

-No necesito suerte con un tonto animal.

Llegué a mi destino y me adentré en el hasta llegar donde el Tigre al cual tenía que cuidar, estaba en una roca acostado, al parecer me sintió ya que levantó la cabeza hasta quedarse mirándome fijamente con esos intensos ojos rojos tan característicos, iguales a los de Kagami. Pero de todas formas seguía escéptico a toda unión del animal con el pelirrojo, la semejanza de sus ojos era simple coincidencia.

Por un momento el tigre desvió su mirada hacia la reja que se encontraba elevada levantándose y dirigiéndose a esta hasta quedar fuera de mi vista. Unos segundos después veo un leve resplandor rojo proveniente de la habitación y fui rápidamente a ver que sucedía. Al llegar a la puerta reforzada intenté abrirla pero ésta se encontraba cerrada con llave, intenté derribarla pero fue en vano, ya rendido logro escuchar como desde dentro la quitaban llave abriéndola hasta dejar a la vista a Kagami, quien me miraba con semblante triste.

Mi TigreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora