"¿Qué?"

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Corrí tan rápido como pude al zoológico pensando en la reprimenda que recibiría de mis superiores si se enteran que deje escapar a un tigre y puede estar deambulando por el sector. 

Aunque pensándolo bien, si él fue quien provocó todos los daños anteriormente, significaría que ha estado suelto desde hace mucho, en ese caso... ¿Quien abrió la habitación donde estaba encerrado? Tal vez... ¿Habrá sido él? Dijo que se habría divertido, le pareció gracioso dejar suelto al animal para que yo me lo encontrara, maldito me las pagarás, ahora si no te libras.

Llegué al zoo y fui a preguntarle a uno de los guardias;

-Buen día, Aomine Daiki, 3ra comisaría. ¿Algo que reportar?

-Buen día oficial, nada que reportar, todo ha sido muy tranquilo.- dijo con una leve sonrisa.

-Ahh bien... Si me disculpas voy a pasar a buscar unas cosas que olvidé en mi turno.

-Por supuesto, pase.

Abrió el portón dejando libre paso e ingresé al lugar, llegué a la puerta reforzada y me di cuenta que ésta se encontraba cerrada con llave. Tal vez Kagami la cerró tras encerrar al felino. Este chico me pone de los nervios, esta noche no saldrá invicto.

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Como la suerte siempre esta de mi lado resulta que si se libraría esta noche, es sábado por lo que tengo el día libre y no me toca el turno de noche.¿Deprimido? Ni en los mas profundos sueños de mi peor enemigo, de hecho los sábado era mi día de fiestas, alcohol, sexo, etc. 

Me arreglé igual que siempre, jeans negros ajustados, polera blanca y polerón azul con toques grises. Tomé mis llaves, celular, billetera y salí de mi casa camino al bar clandestino donde suelo emborracharme y quitarme las ganas con alguna que otra zorra del lugar. Al llegar le di la contraseña al portero y me adentré en la música hasta llegar a los sillones de siempre donde se encontraba cierto Rubio.

-Buenas Aominecchi~ Hoy llegas temprano.

-Buenas Preciosa.- saludé a la chica de grandes atributos que se encontraba a su lado.

-Moo ¡Amominecchi! No me ignores.- hizo un puchero, no puede ser mas infantil.

-Hai hai... Dime hermosa, ¿Quieres pasar un buen rato?- le pregunté con voz seductora, la chica se levanta, me sonríe y me toma del brazo.- Je, nos vemos al rato Kise.

-Idiota, ¡Tu tendrás que pagar la cuenta!- lo escuché gritar mientras me iba con la chica hacia los baños. 

Entramos al baño y cerré la llave con pestillo para evitar interrupciones.

Al rato salí con una fluorescente marca roja en mi mejilla tras la cachetada que la pelinegra me dio. No puedo creerlo, no pude seguir porque no paraba de recordar a Kagami, no sentía excitación, sino mas bien estaba ansioso por salir de allí e ir a encontrarme con él otra vez. La chica notó que no estaba concentrado y me pregunto; ¿Ocurre algo?- y yo tan caballerosamente le respondí; Si, tu pecho está muy plano y tus nalgas parecen gelatina, ¿No podrías hacer mas ejercicio?. Que delicadeza.

-Aominecchi, ¿Algún día pensarás en lo que sienten los demás?

-Si, cuando Midorima deje de ser tsundere, y tú una diva ofrecida. 

-Joo Aominecchi.... ¿Has pensado en mi oferta? 

-No me interesa acostarme contigo ya te lo dije, no me van los chicos.

Mi TigreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora